lunes, 2 de abril de 2018

Un château en Italie - 2013


Directora: Valeria Bruni Tedeschi

No es que haya parado con la retrospectiva a Mike Leigh, pero es que estos tres últimos días fueron raros y, bueno... Lo cierto es que veremos sus películas, para qué engañarnos y para qué alarmarnos. La otra vez vimos tres películas de Mélanie Laurent, luego las tres películas que ha dirigido la australiana Cate Shortland y hoy vamos con el tercer episodio de, no lo sé, supongo que este segmento dedicado a buscar filmografías de directoras. Antes de Laurent habíamos visto la filmografía casi completa de Claire Denis, pero en su caso la motivación fue ella misma, su nombre propio. Como sea, Valeria Bruni Tedeschi es una actriz italiano-francesa que primero la vimos en las películas de Francois Ozon y que después apareció en algunas otras de la misma Claire Denis, y navegando en su filmografía me encontré con que también ha dado el salto a la dirección en tres ocasiones (cuatro, para ser exactos: su cuarto largometraje, "Les Estivants", lo estrena durante este 2018 que ya pasó su primer cuarto), y como me había salido Bruni Tedeschi hasta en la sopa, más o menos como cuando en los GTA uno encuentra un auto raro por primera vez y después de haberlo robado pareciera que toda la población de Vice City, San Andreas o Liberty City tuviera en su garage al menos dos ejemplares y decidieran sacar a lucirlos por las calles, me pareció buena idea ver sus películas como directora. Esta vez, eso sí, quise hacerlo al revés: vamos a comenzar con "Un castillo en Italia", su tercera película estrenada allá por el 2013. Un lustro se dice, ¿no?


Esperaba una buena película, desde luego (siempre uno espera que las películas por ver sean buenas, como mínimo), pero "Un castillo en Italia" me pareció realmente impresionante y genial. La mayor sorpresa me la dio el negrísimo, nihilista y macabro sentido del humor que Bruni Tedeschi despliega en todos los niveles creativos: como co-guionista, como directora y como actriz.
"Un castillo en Italia" es una comedia negra extraña y atípica, tragicómica, ajena a cualquier lugar común propio del género y del tema que toca (por ejemplo, una anti-Greta Gerwig, o: la que banaliza la complejidad psicológica y humana de los personajes, traumatizándolos por cualquier nimiedad); pienso que estamos ante una película verdaderamente arriesgada y valiente, saludablemente obscena, temerariamente frontal, que va mucho más allá de las típicas comedias negras sobre gente medio loca con "hilarantes" rachas de mala suerte. Al contrario, más que reírse de sus personajes, Bruni Tedeschi lo que hace es reírse de la vida, de la realidad, del mundo: reírse de lo absurdo y ridículo de todas las cosas que nos rodean, de lo que parece importante y vital (y cómo queda reducido a una insignificante broma de mal gusto, en el mejor de los casos), y sin embargo, justamente a través de esta óptica que prácticamente despoja a sus personajes de dignidad, dejándolos desnudos ante el espectador atónito y desconcertado, la directora explora en sus personalidades, humanidades y psicologías rotas, complejas, compulsivas, difíciles, cuyos padecimientos y sufrimientos en realidad no tienen mucho de cómico, y es que si la vida es un chiste, estos personajes vendrían a ser el remate, y Bruni Tedeschi pregunta: ¿es eso justo?, ¿es eso gracioso, ver personajes humillados y empequeñecidos? 
Y, bueno, ¿de qué trata esta película? Yo diría que es sobre personajes en caída libre, en una inevitable y acusada decadencia. La protagonista es la misma Valeria Bruni Tedeschi, que interpreta a la hermana menor de una familia adinerada con problemas económicos, legales y personales (soledad, sida, relaciones, ejem... "intensas", conductas poco ortodoxas, etc.), que mientras debe sortear las múltiples crisis que se le ponen por delante, también debe decidir si vender su castillo en Italia (con decenas de valiosas y preciadas obras de arte colgadas en sus paredes o expuestas en salones), lo último que les queda de aquellos tiempos de prosperidad y excelsa plenitud. A todo esto, la protagonista es una actriz retirada que está desesperada por ser madre (ya ronda la cuarentena) y que se enamora de un actor, interpretado por Louis Garrel, al que no le gusta su oficio.
Haciendo de investigador, veo que Marisa Borini, que acá interpreta a la madre de la protagonista, es también la madre, en la vida real, de Bruni Tedeschi. También descubrí que la directora y Louis Garrel estuvieron juntos cinco años, hasta el 2012, y que incluso adoptaron a una niña senegalesa el 2009. Y, además, la directora es hermana de Carla Bruni.
Y eso: "Un castillo en Italia" es una genial comedia de macabro, inclemente y corrosivo humor negro (sin mencionar esa delicadamente salvaje sensibilidad con que la directora retrata y profundiza a sus personajes) que hace reír tanto como incomodar y apesadumbrar. Excelentemente escrita, dirigida y actuada. Estuvo participando por la Palma de Oro en Cannes el 2013, compitiendo con títulos como "Heli", "Only God Forgives", "Inside Llewyn Davis", "The Immigrant", "La grande bellezza", "Nebraska", "Only Lovers Left Alive", "Like Father Like Son", "Le passé", "Jeune et Jolie", "La Venus de las Pieles", pero perdería ante "La vida de Adele". Tremenda calidad, ¡y sin embargo siempre leo a los enviados especiales quejarse de la "pobre" calidad del festival! Apuesto a que preferirían quedarse en la casa viendo mierdas de Netflix y comiendo pizza como cerdos los malditos bastardos...
No se pierdan esta impresionante película. Honestamente creo que los va a sorprender.

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