martes, 17 de abril de 2018

Topsy-Turvy - 1999


Director: Mike Leigh

Así que lo nuevo de Gaspar Noé se va a exhibir en la Quincena de Realizadores del Festival de Cannes 2018, ¿hhhhmmmm? Sí que se la tenía guardada, pero por ahí leí que "Climax" (tal es el título), ambientada en los noventa, trata sobre un grupo de bailarines que sucumben a la locura luego de haber sido drogados. También se verá en dicha sección paralela lo nuevo de Ciro Guerra, titulado "Pájaros de verano", y ojo, que lo próximo del colombiano ya es un salto internacional: película hablada en inglés con Robert Pattinson y Mark Rylance. Y bueno, comenzamos la tercera tanda de esta retrospectiva dedicada a la obra de Mike Leigh, y será una tanda cortita, compuesta por los tres largometrajes que aún no hemos visto y que, casualmente, son los que, se podría decir, se alejan un poco de las temáticas habituales del maestro británico, y es que ninguna de las tres, por ejemplo, está situada en la actualidad de sus respectivas fechas de producción y estreno.


"Topsy-Turvy" dura casi tres horas y ni se nota; el relato no se hace pesado y, al contrario, el ritmo que Leigh le imprime a su narración es tan exquisito como fluido, como una honda, acompasada y placentera respiración. El gran arco del film, lo de la opera "japonesa" (el origen, el tras bambalinas, los conflictos y los ensayos, el estreno mismo), el cual dura aproximadamente 100 minutos, es todo un prodigio de realización y montaje; aunque claramente uno podía intuir cuándo se acercaba el final del relato, de todas formas éste sorprende por su "prontitud", por esa sensación de que aún quedaba mucho por contar y disfrutar, como si la película verdaderamente nos transportara a este tremendo escenario y nos sumergiera en esta ambiciosa experiencia.
"Topsy-Turvy" se basa en la vida real y cuenta cómo un músico, Sir Arthur, compositor de óperas, y W.S. Gilbert, libretista, pasan por diferentes problemas que poco a poco los conducen a la creación de El Mikado, famosa y exitosa ópera que fue una de las muchas colaboraciones entre ambos personajes. La película describe las frustraciones y anhelos iniciales de cada personaje, sobre el deseo de salirse del molde, de crear algo grande, etc., o dicho en otras palabras, uno de los temas que toca esta película es la fuerza creadora, el arte como estilo de vida y como pasión incurable, y claro, todo este asunto también le sirve a Leigh para ofrecer una suerte de retrato de la época y de la alta sociedad londinense, amén de la inclusión de varios otros personajes (miembros del teatro para el que trabajan compositor y libretista), como por ejemplo la cantante viuda y madre de un chico condenada a la soledad por ese "detallito", que completan este cuadro de costumbres y estilos. Destaca que, aunque no parezca ser lo primordial (el pilar fundamental del relato, que como vimos, es la dinámica de la creación y la vida artística), Leigh aún se dé el tiempo para ahondar en su variopinto puñado de personajes.
A todo esto, hay un tema del que he querido hablar continuamente: las voces. Los personajes de Mike Leigh suelen tener voces (tonos, cadencias, intensidades) bastante peculiares y cuidados o trabajados, lo cual se nota especialmente en aquellos actores que se repiten a lo largo de la filmografía del director y que, por ende, denotan más fácilmente a través de sus diversos roles la importancia dramática de este apartado, como por ejemplo Lesley Manville, que en "All or Nothing" utilizaba una voz quebradiza y frágil, mientras que en "High Hopes" le escuchábamos un tono altivo y elegantemente duro (con esa dureza que la gente elegante tiene para con los de otra clase); para qué hablar del dúo protagonista de "Career Girls", o de la hermana de Timothy Spall (actor que acá, de nuevo, devora el fotograma con su imponente capacidad interpretativa) en "Secrets & Lies", que como Lesley Manville en una de las mencionadas, también parece transparentar el dolor de su personaje a través de una voz que refleja un sufrimiento emocional perpetuo. Siempre quedo con la impresión que para Leigh las voces son esenciales para la construcción de personajes y que no es cosa de "habla como te sea mas cómodo", que la forma de hablar no es algo dejado al azar. Lo digo porque ahora me pareció extraordinaria la labor de Jim Broadbent, que en "Life is Sweet" y "Another Year" habla de manera tan afable y cordial, mientras que acá, en concordancia con la personalidad de su personaje (esa apostura benevolente y soberbia), habla con una firmeza y una seguridad potenciadas por ese tono grave, cortante de su voz.
En pocas palabras, "Topsy-Turvy" es un grandioso y delicioso espectáculo cinematográfico en donde Mike Leigh demuestra, en un registro diferente al acostumbrado, lo gran director y cineasta que es. La fotografía de Dick Pope es magistral y casi parecieran ser cuadros vivientes; su calidad pictórica es impresionante, magnética, deslumbrante. Hablar de la grandiosidad del diseño de producción sería banal y redundante. No diría que es un musical; pienso que Leigh va más allá: hace una película sobre la música como experiencia y sobre el arte como fuerza vital, lo cual enaltece las secuencias musicales y las dota de verdadero contenido e intensidad dramática. El caso es que Leigh filma la música y la convierte en imagen.
Así de genial.

2 comentarios :

  1. Ya estaba esperando esta entrada con ansias, y es que, ufff, Topsy-Turvy: una película cuyo tema me importaba un comino y cuya larga duración me hizo recular varias veces, pero que una vez vista me apabulló. Como dices, nunca se hace pesada, y es tan exquisita y magistral en todos los sentidos que me abruma.
    Excelente apunte sobre las voces, justo algo que pensé al escuchar a los tremendos Spall y Broadbent aquí, y esos personajes que Leigh, siendo Leigh, no puede dejar de lado. Le sale tan natural el abordarlos con sobria y certera poesía y dotarlos de alma... Me deja sin palabras y con aún más ganas de ver "Mr. Turner".
    Por cierto, ¿no estarás refiriéndote a Lesley Manville?

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    Respuestas
    1. Jajaja, ¡Manville y no Mann! Gracias por mencionarlo, de lo contrario así se quedaba y el mundo entero podía reírse de mí. Y ojo, que me costó descifrar tu pregunta final, jajaja, así de despistado.
      Muchos directores actuales del género de musicales podrían aprender de esta película, que no me parece un musical propiamente tal. Lo bueno de esta película, además, es que demuestra la grandeza de Leigh en un terreno "ajeno" a sus habituales intereses y temáticas.
      A mí me encantó la cantante viuda, no sólo por cómo está escrita sino que por la tremenda interpretación de Shirley Hendenson. Y esa escena entre Broadbent y Manville, con la segunda contándole su idea al primero, como si fuera un desahogo o algo así; parece simple, pero pienso que esa escena contiene grandes cotas de emoción e incluso de poder discursivo (¿una mujer, en esa época, hablando de crear ella una ópera?).
      "Mr. Turner" ya se viene... espero, jeje.

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Vamos, dime algo, así no me vuelvo loco...

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