martes, 24 de abril de 2018

Once Upon a Time in America - 1984


Director: Sergio Leone

Hoy martes pude ver, y debo agregar que sin problemas ni interrupciones de ningún tipo, "Once Upon a Time in America", la última película del gran Sergio Leone. Sólo eso diré por ahora.


La verdad es que no tiene mucho sentido mutilar esta película hasta las dos horas y en orden cronológico. Claro, podría quedarte una película posiblemente efectiva sobre chicos que se inician en el mundo del hampa, que luego se hacen fuertes en tal ley y que por el final enfilan hacia una trágica decadencia, pero es que aparte de comprimir una historia demasiado grande en sólo dos horas (lo cual puede provocar no sólo aparentes agujeros argumentales, sino que una sobrecargada estructura dramática sin articulaciones que permitan el fluido movimiento argumental), al hacerlo en orden cronológico se pierde por completo ese aura, esa mística que el corte de Leone desprende, porque "Once Upon a Time in America" no es, esencialmente (al menos así no lo vi yo), una película sobre las mafias y el crimen organizado, aunque a todas luces ejecute con contundencia, crudeza y sensibilidad los códigos de este grandioso tipo de narrativa, sino que es (tampoco es que quiera venir a dictar cátedra, por favor), o mejor dicho, me parece, un relato sobre la amistad, la moral, la condición humana, desarrollado a través de la vida de Noodles, un chico judío de un barrio pobre de New York que para ganarse la vida decide, junto a sus amigos del alma, dedicarse a la vida del crimen, desorganizado al inicio y organizado después, en donde esa ilusión infantil de amistad inquebrantable se desangrará y morirá poco a poco a medida que esa violenta y voraz bestia de la adultez, que en cierta forma va a la par con la formación de ese Estados Unidos salvaje, devora, como la noche devora al vagabundo, hasta el más remoto resquicio de... de aquel soñador que alguna vez uno fue: lo cierto es que Noodles no deja de encontrarse con la muerte en todos lados, ya sea en su retorno al viejo barrio o en sus recuerdos, inevitable y trágicamente dirigidos a la traición, la corrupción, la violencia desatada y desaforada. Y es que Leone también habla del tiempo, de ese tiempo que no se olvida pero que ya tampoco existe: ese tiempo que es como un fantasma que regresa a nublar el presente. Esta película habla de muchas cosas, demonios, no sería posible abarcarlo todo en unas cuantas líneas chamuscadas como las mías.
Concretamente, Leone demuestra ser un portentoso y fascinante estilista tanto como un narrador y/o creador de imágenes rebosantes de lirismo, pasión y poesía (la imagen que encabeza esta entrada es una prodigiosa mezcla de ambas: dicha imagen podría enmarcarse y exhibirse en un museo, podría ser una pintura de la que no me despegaría por horas). Este relato fluye como un río y, como digo, es tanto brutal película de mafiosos como inolvidable coming-of-age intemporal e imperecedero. Robert De Niro y James Woods (en un reparto donde también se puede apreciar a Joe Pesci, Danny Aiello, Treat Williams -actor que protagoniza la gran "Prince of the City", del maestro Lumet-, Elizabeth McGovern y su joven versión encarnada por Jennifer Connelly) lideran esta historia de dimensiones monumentales de manera impresionante. Ennio Morricone, desde luego, nuevamente compone una banda sonora estremecedora. Y hablar de la ambientación, a la luz de las capturas, sería redundante: recrear una época hasta en su más mínimo detalle es una cosa... dar vida al tiempo y al mundo es otra muy diferente y está destinada a los grandes solamente.
"Once Upon a Time in America" es una cruda y sentimental balada fatalista, es un director dirigiendo desde las entrañas y, que no quepa duda, es una de las grandes obras maestras del cine.
Sí, el vagabundo es un ser trágico...
...¿sigues ahí, Pescattore?...

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