viernes, 29 de diciembre de 2017

Black Mirror: Metalhead


Director: David Slade

Y se estrenó la nueva temporada de "Black Mirror", una de las series más sobrevaloradas de la historia, y como buen borrego que soy, acá estoy viendo sus episodios porque, les voy a ser honesto, no tengo nada mejor que hacer y todas las buenas películas que quiero ver las voy a dejar para después de año nuevo, asumiendo que esos días va a disminuir el furor festivo y podré ver cine de verdad sin molestias ni interrupciones. "Metalhead", que es el quinto episodio de la temporada, es el que más me interesaba, primero, por el blanco y negro, segundo, por esa pinta de road-movie post-apocalíptica y, sobre todo, porque el título "Metalhead" me sugería algo brutal (será lo de "metal"). Que el director fuera David Slade me importaba un pepino, y de todas formas era necesario tener cautela, pues estamos hablando de una historia escrita por ese estafador llamado Charlie Brooker.


Uf, se me va a hacer difícil comentar estos episodios... Llevo cuatro y no hay por dónde, viejo, hacen agua por doquier de manera escandalosa, no se puede creer. Son tantas imbecilidades apuntadas que me siento incapaz de redactar un texto medianamente ordenado y entendible. Me resigno a que muchas observaciones quedarán para siempre en la oscuridad y a que no podré expresar como tengo en mente las pocas que sí acabaré mencionando. A lo mejor la cosa funcionaría si hago un video al estilo CinemaSins, pero tener que ver este bodrio de nuevo y más encima darme el trabajo de analizarlo error por error me da una pereza tremenda. Quizás algún día lo haga, no quiero perder la oportunidad de degollar esta basura como corresponde. De momento tendré que ir al grano, señalar lo esencial: que "Metalhead" es una puta mierda.
En efecto, la acción transcurre en un escenario post-apocalíptico en donde los humanos son cazados por unas maquinitas de metal, llamadas "perros", dotadas de multitud de efectivas herramientas de rastreo y aniquilación. La protagonista, acompañada de dos sujetos, se dirige a un almacén a buscar algo importante para alguien importante. Por desgracia, el trío se encuentra con uno de estos perros y de ahí en adelante es pura persecución, una huida que se supone debe ser frenética e intensa, durante la cual la protagonista deberá arreglárselas e ingeniárselas para deshacerse de su perseguidor.
Lo primero que debo señalar es la total falta de tensión y suspenso, elementos que Slade no puede construir desde la puesta en escena (porque, además, brillan por su ausencia en el pésimo guión de Brooker) y que pretende generar, cual parche se tratara, a través de una banda sonora como sacada de "El resplandor" y de un relato que es pura y cansina acumulación. Huir al aire libre, en medio de un bosque, dentro de una casa abandonada... Es imposible tomarse en serio una historia repleta de agujeros de guión y que si avanza es porque sitúa-inventa-incluye, convenientemente en donde esos agujeros se hacen más notorios, multitud de objetos y recursos sin los cuales, no importa cuán forzados y artificiales sean, esta repetitiva y predecible persecución no habría durado cuarenta soporíferos minutos.
Sumen a lo anterior unas actuaciones muy pobres y limitadas que sólo se reducen a poner cara de estrés y cansancio; si bien a la protagonista le regalan dos escenas en donde puede quebrar la voz y poner ojos tristes ("habla" con sus seres queridos), hacer muecas no es lo mismo que actuar bien y, en especial, esto de dar nombre y apellido al ser amado no funciona si incluyes dicha información tan tardíamente en el relato y, sobre todo, si notoriamente es una solución barata para dotar al relato de una carga dramática que no puede generar por sí mismo y para generar burda empatía en el espectador, típica necesidad de novato de "hacer más humano" al protagonista, a través de información externa y arbitraria, para que sus tribulaciones nos pongan nerviosos. Haz que un personaje hable con un ser querido al final de una crisis y ¡bam!, justificas la parte emocional de este inocuo slasher-thriller de supervivencia aunque no tenga nada de peso e importancia.
Por lo demás, si la protagonista y los suyos sabían que estas máquinas están dando vueltas por ahí, ¿por qué demonios salen en una misión de recolección sin llevar ningún arma de fuego, o de paint-ball, con la que defenderse?, ¿por qué no utilizan algún mecanismo protector como cascos, chalecos antibalas?, ¿qué esperaban al ir completamente desprotegidos? ¿Quién se suicida en su cama matrimonial no sin antes guardar las llaves del auto en el bolsillo? ¿Por qué la protagonista no se cruza con ningún otro perro en su huida pero al final vemos docenas de ellos por todos lados?
¿Y de qué va? ¿De cómo los inventos-avances tecnológicos del ser humano acaban siendo un tiro por la culata? ¡Oh, pero qué original! ¡Un juguete que dispara y caza humanos (entre otros seres vivos)! ¿Me están diciendo que ejércitos, militares y agencias de inteligencia no fueron capaces de enfrentar la amenaza de unas maquinitas con forma de perro que se vuelven inútiles si les tiras pintura? No me tomen el pelo...

...¡no me dejen solo en esta ni en las que siguen!...

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