martes, 24 de octubre de 2017

Oldeuboi - 2003


Director: Park Chan-wook

No vamos a repasar la filmografía de Park Chan-wook pero el otro día me dieron ganas de volver a ver su Trilogía de la venganza, la cual vi hace demasiado tiempo y de la que sólo conservo vagas impresiones. Como las tres no están relacionadas en tanto argumento sino que en temática, vamos a verlas en el orden que se me dé la gana. Comencemos por aquella tan aclamada por todos, "Oldboy", la cual vi, por supuesto, impulsado por el desmesurado culto del que goza. De aquel lejano visionado recuerdo que no quedé especialmente impresionado ni entusiasmado y que el final me pareció cursi, indulgente y hasta innecesario. Ya era hora de comprobar qué tal me parecería ahora, más aún habiendo leído el manga en el que se basa.


El manga no me gustó. De la película difiere en un par de cosas que, sin embargo, son esenciales. Ambas comparten la premisa en donde un sujeto, borracho y perdedor, es secuestrado y retenido durante gran cantidad de años en una especie de prisión (perdiendo lo poco que tenía), de la que será liberado sin explicación alguna. Lo único que le queda es el deseo de vengarse de sea quien sea lo puso ahí adentro, comenzando una curiosa investigación. No hay incesto pero sí hipnosis y, debo decirlo, la motivación del antagonista es tan rebuscada y pequeña que le resta toda pizca de verosimilitud al relato, el cual ya se veía resentido gracias a una formula cuya repetición resulta cansina y soporífera; de hecho, quedaba claro que el enrevesado y alargado argumento no era más que un simple adorno, la excusa para "justificar" el motivo de fondo. Y, si mal no recuerdo, el antagonista quería destruir al protagonista porque éste una vez lo vio llorar en su momento de mayor debilidad, y como el otro se creía el ser más inteligente del mundo, capaz de dominar a la humanidad entera, al verse reflejado en ojos ajenos, llorando nada menos, sintió que su propia imagen de grandeza se rompió en mil pedazos, impidiéndole la posterior reconstrucción de sí mismo y, por ende, de sus ideales de superioridad suprema. Un despropósito integral, oigan.
"Oldboy", la película, me ha dejado sensaciones encontradas. No me impresionan ni sus escenas más representativas (de hecho, la famosa secuencia del corredor me parece un tanto ridícula, lo de las hormigas me deja ni fu ni fa, y sobre la del pulpo prefiero no decir nada) ni lo del incesto per sé. Su primera parte, decididamente rara y extravagante, tampoco me parece la octava maravilla del cine. Acá, tal como en el manga, lo importante no es la trama en sí sino las puertas al abismo que con ella puede abrir, y sin embargo en esa primera parte el director solamente atiende a los elementos más superficiales de la trama. No obstante, el relato se pone verdaderamente interesante cuando el director decide preocuparse más del apartado moral del entuerto que de su excéntrica superficie, más o menos desde la escena en donde la chica que acompaña al protagonista en su búsqueda le pregunta a éste si prefiere simplemente vengarse o si, por el contrario, perseguir la verdad y comprender la real dimensión de su situación, el porqué de su encierro (y posterior liberación, aunque el protagonista nunca lo vio desde este ángulo). A mí me gusta más, incluso me fascina, la parte de la verdad que de la venganza. En ella, para empezar, ese gran actor que es Choi Min-sik puede demostrar toda su valía interpretativa y dotar a su personaje del trágico conflicto que progresivamente lo destruye por dentro (la escena de la revelación, cuando le dicen ESA verdad, es tremebunda y elocuente muestra de ello: esa mirada contenida pero profundamente rota), mientras que Park Chan-wook puede desarrollar su retorcido juego de moralidades, perversidades y psicologías, su particular exploración del lado sucio y oscuro, pero no por ello menos auténtico, del ser humano y su tétrica naturaleza, tal como lo hizo con "Stoker", ese siniestro y sensual coming-of-age, o la más reciente "The Handmaiden", su intrigante y osado drama histórico-feminista. La escena que mejor grafica lo anterior es aquella donde el protagonista y el villano tienen su encuentro final, el momento de la verdad, y no puedo dejar de recalcar eso: el momento de la verdad, no de la venganza, relegada justamente a excusa narrativa y contextual. Sí, es una escena violenta y sangrienta, pero, por sobre todo, es un grotesco espectáculo de humillación humana y destrucción psicológica, tan absurdo que, justamente, en ese sinsentido recae todo su significado. Me recuerda, guardando las distancias (por lo demás, el visionado de la película que nombraré no lo tengo fresco), al final de "Damnation", ese genial noir de Béla Tarr, en donde el protagonista, luego de un tortuoso sendero de desesperación y desmoronamiento, acaba bajo la lluvia, casi de rodillas, ladrándole a un perro en un desolado lodazal. El ser humano, el hombre, despojado de todo sentido de dignidad: el descenso, la caía definitiva. Esta escena me parece grandiosa y en ella las imágenes y la realización de Park Chan-wook alcanzan grandes cotas de lirismo y potencia cinematográfica: su ultraviolenta estilización, por fin, luce profundos dotes expresivos (por esto mismo me parece genial la secuencia de fotografías -ya saben qué fotografías- y no la del travelling del corredor... de hecho, la secuencia de fotos es, en cierta forma, un travelling: el movimiento, no obstante, es temporal. También me encantó lo del reflejo en el vidrio: el cara a cara con el monstruo interior). Y si la película terminaba aquí, con el protagonista convertido en un triste y miserable animal, yo feliz, pero después viene ese epílogo que ahora no me parece tan cursi ni indulgente, pero sí tremendamente innecesario. Innecesario, ¿contradictorio?: innecesario, sí, totalmente.
Mala película no es, tampoco me parece una obra maestra. "Oldboy" es, ciertamente, una experiencia singular e incluso suicida. Desaforada, desequilibrada, estrambótica, hasta onanista. No me malentiendan: Park Chan-wook dirige de manera magistral, con agilidad y seguridad (y su bien dosificado toque de humor negro), pero es aún mejor cuando sus imágenes, más que llamativa y atractiva plasticidad, son entidades que vienen sustentadas con una visión de fondo que las lleven más allá de la anécdota y la impresión fugaz.
"Oldboy" es imperfecta y, con toda seguridad, muy recomendable. Les aconsejo, eso sí, que ignoren el incomprensible culto que se ha armado en torno a este film y que no se deslumbren por la superficie de su premisa y trama. Con todo, debo decir que me ha gustado y que de ella guardo sus mejores cualidades. Lo de la caída al abismo me pareció brutal, ese humillante espectáculo...

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