sábado, 28 de octubre de 2017

Little Children - 2006


Director: Todd Field

He acá una película que ya había visto hace varios años en la tele y que quería volver a ver, especialmente luego de haber visto la opera prima de Todd Field, "In the Bedroom" (comentada por acá, por supuesto). "Little Children" es el segundo y hasta estos días último largometraje de Field (no se sabe muy bien qué planea hacer; se dijo que estaba escribiendo guiones con Jonathan Franzen, Joan Didion y Cormac McCarthy, pero vuelvo a lo mismo: nada se sabe), basado en una novela de Tom Perrotta, que es el mismo autor de Election, convertida por Alexander Payne en una película del mismo nombre (la cual, además, lanzó a la fama a Reese Witherspoon), y The Leftovers, convertida en una gran serie para HBO.


En una escena, Kate Winslet está trotando con una amiga que la invita a un club de lectura y le dice que para la próxima sesión deben leer Madame Bovary, a lo que Winslet responde que cuando lo leyó, en sus años de universidad, lo encontró un texto bastante misógino, y yo me sorprendí porque, desde su lectura en el colegio (es de los pocos libros que me gustó de la época escolar: debo admitir que me encantaban las fantasías de Madame Bovary), siempre he recordado a la novela de Flaubert por adentrarse en la personalidad de la protagonista, por darle forma y voz a ese intenso mundo interior suyo, el cual tristemente contrastaba con la vida que tenía que cumplir como esposa de Charles Bovary (que era un buen sujeto, en todo caso: el pobre literalmente murió de amor) y que, además, era demasiado grande para aquellos que no veían más allá de sus atributos. Pero quedé pensando por qué el personaje de Winslet diría que la novela es misógina, y llegué a la conclusión de que debió quedarse con una impresión simplista y reduccionista de la trama: que Madame Bovary era, al fin y al cabo, una mujer infiel que le arruina la vida al marido. Curiosamente, cuando Kate Winslet se reúne con las otras señoras para discutir sobre el libro, otra recién invitada (típica mamá conservadora) es quien esgrime tales razonamientos para vapulear la novela de Flaubert, tratando a Madame Bovary de puta, mientras que las veteranas del grupo son las que enérgicamente la defienden (oír sus opiniones me animaba, lo admito), compartiendo los argumentos que se me venían a la mente cuando escuché la primera opinión de Winslet, y digo primera opinión porque, cuando le toca hablar, ofrece una apasionante relectura que, miren ustedes, nos encamina a lo siguiente de lo que quería hablar: el tratamiento que Todd Field hace de su relato. Mientras Winslet habla, la conservadora mamá insiste en lo deplorable que resultan las infidelidades cometidas por Madame Bovary, a lo que la otra responde lo mismo que yo pensaba mientras veía la película: no es una historia sobre infidelidades, sino que sobre personas insatisfechas e infelices a pesar de "tenerlo todo". Como dice Winslet, no se trata sobre engañar al cónyuge sino que sobre el deseo de negarse a una vida miserable y esquemática, negarse a aceptar el modelo preconcebido como gran logro vital (tener dos hijos, una casa, un auto y un perro de raza) y admitir que puede aspirar a mucho más (no necesariamente en el terreno material), lo que por extensión se erige como una gran crítica social.
(La escena del club de lectura la pueden ver aquí).
Yo recordaba "Little Children" por la aventura que tienen Kate Winslet y Patrick Wilson. Ambos están "felizmente" casados, son padres de niños que aman, pero tienen un vacío en su interior que no pueden llenar con la vida familiar, con la bella casa en el tranquilo barrio suburbano, sino que con la aventura que comienzan, como si fuera el vehículo ideal para poder dejar atrás las frustraciones y dirigirse hacia esas metas aparcadas por el cumplimiento del deber social: ella, para recuperar la vitalidad extinguida entre las paredes de su casa; él, para recuperar la confianza y la seguridad que se desvanecen ante la presencia de su esposa, que es la que mantiene, económicamente hablando, la casa y la familia. Los suyos son personajes incompletos, frustrados, que quieren sentir la plenitud en sus vidas. Esta aventura no lo es todo en el relato, el cual, sin embargo, incluye también un puñado de variados personajes para conformar una deconstrucción de ese hipócrita, pusilánime y pequeñoburgués mundo de los suburbios estadounidenses, con sus muy lindos vecindarios tambaleándose por dentro. (No es un tema ajeno: acá ya hemos hablado al respecto gracias a "Lawn Dogs" o "Safe", sólo por mencionar dos referencias). Todd Field desmenuza las múltiples caras, explora en los rincones oscuros. Así, también nos adentramos, aunque sea brevemente, en las vidas del marido de Kate Winslet, la esposa de Patrick Wilson, algún que otro vecino y también en la de un pedófilo salido de prisión (por exhibición indebida ante un menor) cuya presencia en el vecindario preocupa, y con razón, a los demás. Este último personaje, interpretado por Jackie Earle Haley (Rorschach en la película de "Watchmen"), es el tercero en importancia, pues nos acercamos a él a través de una trama propiamente tal y no de forma tangencial, y su parte es bastante compleja, pues no deja de ser una persona despreciable que siente atracción sexual por niños (y no les quiero hablar de la manera en que termina una cita a ciegas que organizó su pobre e ilusa madre), pero es que Field nos reta y desafía a sentir empatía por él, a comprender su "tragedia" y el porqué nunca encajará en la sociedad, por qué siempre será rechazado como una rata.
De esta forma, Field se desenvuelve con seguridad y nos ofrece una historia de fluida y profunda narración, muy humana, con personajes notablemente construidos y desarrollados, y una puesta en escena, sugerente y punzante, capaz de abarcar airosamente variedad de registros (drama, thriller), alcanzando altas cotas de tensión (sexual, psicológica) y sofocantes atmósferas que parecen no terminar nunca, replicándose una y otra vez en la escena siguiente, como una pesadilla interminable.
Mi único reproche va por el final, el cual me desorienta y desconcierta, me parece extraño, hasta lo siento contradictorio con las supuestas intenciones del director. Su carácter epifánico, pienso yo, contraviene la forma, certera y aguda (sobre todo en lo psicológico, lo moral), con que Field desarrollaba conflictos; adquiere un cierto tono aleccionador y conciliador que poco profundiza en las relaciones interpersonales o en el estado de las cosas (más bien parece querer tapar el sol con un dedo)... En todo caso lo que verdaderamente me molestó fueron las palabras del narrador: ¿qué quiere decir con eso de que "los errores son cosa del pasado y que el futuro es una historia diferente que en algún momento debe empezar"? ¿Está diciendo que el pedófilo no es peligroso y que hay que invitarlo a los eventos del barrio? No lo sé, viejo, no lo sé. Honestamente no era el final que prefería, pero de verdad pienso que Field, en ese último instante, contraviene su discurso y da un giro hacia la comodidad y la domesticación. Ya me dirán ustedes qué piensan al respecto.
Aparte de lo anterior, de su maldito final, "Little Children" es, en efecto, una película sobresaliente y magnífica. Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

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