sábado, 30 de septiembre de 2017

The Funeral - 1996


Director: Abel Ferrara

Después de "Body Snatchers" y "Dangerous Game" Ferrara dirigió "The Addiction", película en la que, junto a su guionista Nicholas St. John, aborda de manera bastante interesante el tema del vampirismo, pero como aquélla ya está comentada por acá, dimos el salto directamente a "The Funeral", última película escrita por St. John antes de que decidiera retirarse definitivamente del cine (de hecho, con Ferrara no volvió a verse nunca más... un poco terrible, ¿no?, considerando que eran amigos desde la escuela). Pero bueno, St. John se despidió con el que sea probablemente su mejor guión y Ferrara, desde luego, lo dirige con su ya probada maestría. "The Funeral" me parece una obra maestra, se los digo de inmediato.


Ay, Vincent Gallo... El conflictivo actor dijo que, en el rodaje de esta película, Ferrara se la pasó drogado con crack, que apenas se asomó en el set y que en vez de ello prefería robarle dinero. Pero es que Gallo siempre se la pasa hablando mierda de otra gente: ha despotricado en contra de Scorsese, Francis Ford Coppola, Sofia Coppola, Spike Jonze... Me parece curioso que nadie le haya respondido, o, para variar un poco, le haya tirado un insulto por iniciativa propia. El único que se ha peleado públicamente con él es otro sujeto de dudosa calaña: Roger Ebert, quien destrozó "The Brown Bunny" (segunda película como director de Gallo), enfureciéndolo, y ya se pueden imaginar la seguidilla de insultos dignos de paleto analfabeto que se dedicaron. En todo caso, si Ferrara no estaba en el set no entiendo cómo es que "The Funeral" es la maravilla que es.
"The Funeral" no es un thriller criminal, es, más bien, un potente y complejo drama  familiar ambientado en la década de los treinta, en plena depresión, en el hogar de una familia italoamericana involucrada en actividades criminales, enlutada por la muerte de uno de sus miembros. Y digo yo que este filme no es simplemente un relato criminal en donde, tras la muerte de un miembro de la familia, se inicie una despiadada y sangrienta búsqueda cuyo motivo sea la venganza. Como es usual en un guión de Nicholas St. John, éste aprovecha la estructura propia del género -o subgénero- que toca para elaborar una feroz y visceral exploración de la naturaleza humana, de sus demonios y pesadillas, de sus tragedias y condenas, todo lo cual se ve rotundamente potenciado por la brutal, también solemne y estilizada, fuerza visual de Ferrara, otro sujeto de aguda y cruda mirada. De esta forma, cuando a la casa de Christopher Walken llega el féretro con el cuerpo de su hermano muerto (Vincent Gallo) en él, St. John y Ferrara comienzan a diseccionar y deconstruir, a través de un descarnado y frontal tratamiento moral y humano, una serie de instituciones, organizaciones y conceptos presentes en la vida de toda persona y sociedad, pero cuyos cimientos parecen desmoronarse especialmente cuando se trata de individuos-grupos con las manos y las conciencias sucias, ensangrentadas. Así, el velorio que se lleva a cabo en este fracturado y sombrío hogar, en este microcosmos de almas atormentadas, representa la decadencia de unos principios morales, pertenezcan a italoamericanos o a la salvaje sociedad en donde impera la ley del más fuerte (el dueño, el adinerado, el hombre, el blanco, el poderoso), caracterizados por su violencia, su ambigüedad, su conveniencia, su hipocresía..., que se reducen a escombros o cenizas, a polvo, cuando la verdad desmorona esta pirámide estructurada en mentiras y espurios.
El tratamiento que St. John y Ferrara ofrecen de la mafia, de las tradiciones (familiares, políticas, comunitarias, etc.), de la herencia, de la masculinidad, del rol de las mujeres en las distintas instituciones y estructuras sociales, es demoledor e incluso devastador... Y ésto último, lo del rol de las mujeres, no es menor en la película (de hecho, es el contrapunto perfecto a la premisa argumental), pues, de todos los personajes (inmensa la labor del reparto: gran, encarnizada dirección de actores de Ferrara), los mejores, los más complejos y memorables, los que más sufren y pagan las consecuencias, son los femeninos: Isabella Rossellini como la digna mujer y sumisa esposa de Chris Penn (el hermano del medio); una gran Annabella Sciorra, interpretando a la dura esposa de Walken; incluso una menos intensa pero de igual forma convincente Gretchen Mol, interpretando a la prometida del fiambre, una chica ingenua que ignora por completo el sucio ambiente y, más aún, el irreversible sometimiento al que se dirigía. Y, por supuesto, también hay más conceptos tratados de manera angustiosa, agobiante, tales como Dios, la redención y la culpa, el sentido del honor y de la Justicia... "The Funeral" es una película tan delicada, poética, como contundente y agresiva.
Ahora bien, con respecto a las rebuscadas lecturas, y ojo que acá me voy a referir a acontecimientos cruciales del argumento, como relato "The Funeral" me parece una reveladora declaración de intenciones de parte de St. John. De él Ferrara dijo que escribió su mejor guión el mismo día que murió su hijo. Asumo que ese guión es el de este filme. Pienso que "The Funeral" es una desgarradora alegoría de lo que St. John estaba viviendo. El cuerpo inerte, sin vida del hijo de St. John desencadena una serie de recuerdos, pensamientos, reflexiones y remordimientos en su alma, los que vienen a acrecentar el conflicto que mantiene consigo mismo por mantenerse en un negocio, el del cine, cuya moralidad y espiritualidad atenta directamente contra sus propios pensamientos. Comienza a analizar su relación con su familia (Ferrara siempre ha dicho que el cine es como una familia), particularmente con Ferrara, su hermano, amigo de la adolescencia y con quien venía haciendo películas desde los sesenta. Concluye que debe salirse del negocio; en el mundo del hampa, la única forma de salirse es en un ataúd, pero, afortunadamente, en el cine es distinto: con una metáfora le basta: Chris Penn, el más atormentado y afectado emocionalmente por la muerte de Gallo, acaba por asesinar a su hermano mayor, Christopher Walken, quien dirige todo el entuerto, para luego volarse los sesos, no sin olvidar sus últimas palabras: "¿...y seguir viviendo sin mis hermanos?" Así, St. John deja claro como el agua cómo y por qué abandona el cine para no volver. No deja de ser una lástima que un guionista tan condenadamente talentoso como él se haya salido del rubro; quién sabe cuántas obras maestras más pudo escribir.
Como sea, no se pierdan "The Funeral", Cine con mayúsculas.

Y me gustaría cerrar esta entrada con una frase que me gustó particularmente: "...Tienes la oportunidad de hacer algo bueno en vez de hacer algo malo... Y eso... eso es mejor que la justicia"

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