domingo, 27 de agosto de 2017

The Driller Killer - 1979


Director: Abel Ferrara

De Abel Ferrara sólo he visto y comentado "The Adicction" (¿me creen?), su fascinante película de vampiros en la que, si mal no recuerdo, el vampirismo se abordaba desde un punto de vista intelectual a través de la adicción a las drogas (¡a la sangre!) de la protagonista. ¿O no? En cualquier caso la volveré a ver, pero cuando le llegue el momento. Ahora mismo es el turno de "The Driller Killer", la opera prima del realizador neoyorkino. Como curiosidad, antes de la presente, Ferrara dirigió un largometraje pornográfico titulado "9 Lives of a Wet Pussy" (si me preguntan, me parece un título bastante original e ingenioso para una cinta porno) en donde actuaba su novia de entonces. Si no me equivoco, Coppola también dirigió un par de pornos en sus inicios, incluso antes de que dirigiera esa inane y fallida película de terror ("Dementia 13"). Uh... ¿en qué iba?


Uno llega a ver "The Driller Killer" bajo la premisa de que es una película de terror, y aunque uno presuma que no será una película de terror al uso considerando el director a cargo (Ferrara debutaba, ok, pero de todas formas es imposible obviar su filmografía posterior), uno nunca llega a imaginarse que en realidad ésta no es una película de terror en lo absoluto. Al principio uno se siente contrariado, sin embargo no hay que dejarse vencer por algo así, a fin de cuentas, en la vida siempre hay segundas oportunidades y si uno desea las cosas con todas sus fuerzas, todo lo malo se soluciona milagrosamente. El caso es que, más que una historia de terror, la de "The Driller Killer" es la historia de la decadencia de un hombre, a lo mejor metáfora de la decadencia de la ciudad y de la sociedad estadounidense o neoyorkina; a lo mejor es mucho más conceptual de lo que aparenta. El protagonista, interpretado por el mismo Ferrara, es un pintor de poca monta que, mientras afina los últimos detalles de un cuadro cuya venta le permitirá vivir con todos los lujos que nunca ha tenido, verá cómo todo a su alrededor se vuelve un revoltijo de ruidos y decepciones y crisis. Así, el relato de "The Driller Killer" funciona como la crónica del hartazgo que muta en ira que muta en locura y desequilibrio (más o menos como en "Falling Down"), conduciendo al protagonista al extremo de tomar un destornillador eléctrico para insertarlo en otras personas. Este retrato de la decadencia del protagonista también funciona como el gris y sucio paisaje de una ciudad decadente, poblada de rockeros abandonados, grupies, vagabundos, artistas desconocidos, drogadictos, pobres, edificios ruinosos y vacíos, etc. De hecho, Ferrara pone menos atención en lo de los asesinatos con el destornillador eléctrico (aunque no le falta salvajismo y brutalidad para derramar chorros de sangre) que en este microcosmos de bajos fondos y personas viviendo al límite. Es como si "The Driller Killer" destilara espíritu serie B por los poros de una piel de "cine social". Por lo demás, no es menor el esfuerzo que Ferrara dedica a otorgar verosimilitud a la psicología del protagonista, y es que, bajo esta apariencia un poco cutre y descuidada, las relaciones que se establecen entre él y el resto del reparto no dejan de tener su seria construcción: no es que el pintor se ponga a matar gente porque se harta del ruido o qué sé yo: cuando sus relaciones y su propia personalidad se resquebrajan, pierde todo sentido de la moral. Quizás el tipo esté un poco mal de la azotea, pero debajo hay varias capas (o pisos, para continuar con la metáfora) llenas de muros rotos y ratones muertos y departamentos vacíos. Mal que mal, la película comienza con el protagonista entrando en una iglesia donde lo espera un hombre viejo en cuya mirada parece reconocerse a sí mismo, a su padre ausente, y a partir de ahí, ¡zas!, a caer en una espiral de autodesprecio y violencia antisocial.
Puede que esté hilando fino con una película que no parece ser más que una tontería pobremente hecha, pero a mí de verdad me parece que Ferrara vierte tempranamente las claves de su cine (entre ellos, la presencia de símbolos y conceptos cristianos... otro neoyorkino obsesionado con ello, jo, jo), además de lograr imágenes y secuencias bastante atractivas, estéticamente hablando, y poderosas a nivel narrativo. Quizás no goce de la contundencia y la fuerza de sus títulos más reconocidos, pero "The Driller Killer" es la obra de un director con una mirada y una personalidad claras, y con un estilo que ya se estaba depurando. No digo que sea una obra maestra ni nada por el estilo, sólo que, con todas sus imperfecciones, sigue siendo una propuesta coherente que no tiene desperdicio. Y si no les gusta, por lo menos no podrán negar lo tremendo que es ese final, decidida y aterradoramente ambiguo.
¿Cansina, dispersa, imprecisa? "The Driller Killer" será de todo menos una película convencional, por lo mismo, no me puedo referir a ella en términos convencionales. A lo más señalo que es un film extraño y curioso, no apto para espectadores acomodados y esquemáticos. ¿No te gusta esta película? Perfecto. ¿No te gusta porque es una mala película de terror? Estás equivocado, amiguín...

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