jueves, 29 de junio de 2017

Backlash - 1956


Director: John Sturges

Tuve un sueño loquísimo del que sólo recuerdo que, en compañía de gente conocida (probablemente de la universidad), estaba haciendo una misión que iba de lo más bien hasta que comienza un terremoto, y todos se desesperan, especialmente porque, creo, nos encontrábamos en un elevado piso de un elevado edificio (pensábamos que se iba a derrumbar), pero yo trataba de hacer que todos mantuvieran la calma hasta que la cosa se puso más fuerte y me lanzó sobre mis colegas de misión, y aunque mantuve la calma, de todas formas pensé "demonios, parece que este terremoto se viene de verdad fuerte", pero luego no sé qué pasó y el escenario se convirtió en una gran mansión con excesiva seguridad llena de túneles subterráneos, y yo no sabía qué pasaba pero sabía que era algo importante y estaba estresado o nervioso, pero luego desperté y listo. En ningún momento manejé los hilos del sueño. Hace tiempo que no "dirijo" un sueño mío, ya saben, cuando dejo de estar tan dormido y, por alguna razón, mi mente consciente comienza a decidir qué sucede y cómo sucede (lo cual, por supuesto, le quita toda la emoción al asunto: le quita esa ilusión de realidad). Como sea, ¡acá estamos con otra película de John Sturges!, esta vez protagonizada por Richard Widmark y Donna Reed, a quienes hemos visto, respectivamente, en "Don't Bother to Knock", "How the West Was Won" y "Two Rode Together", y en "Scandal Sheet", "Chicago Deadline" y "They Were Expendable" (ambos han trabajado con Ford, miren ustedes).


Hombres buscando algo, hombres en cuyo camino se interponen obstáculos a los cuales no están dispuestos a doblegarse. En "The Walking Hills" eran varios los personajes, entre ellos Randolph Scott, que buscaban algo: el oro, el perdón y/o el amor de una mujer, la redención. En "Bad Day at Black Rock", Spencer Tracy llegaba a un pueblo de mierda a honrar la memoria de un soldado caído en batalla. En "Backlash", la que ahora nos ocupa, Richard Widmark quiere encontrar al hombre que traicionó a muerte a su padre y así cobrar venganza por ello. Donna Reed también busca respuestas, y es que el asunto es muy turbio: un grupo de seis hombres, que por lo demás llevaban oro consigo, fue asediado por apaches hasta que los primeros no pudieron resistir más y acabaron pereciendo, sin embargo uno de ellos escapó y nada más se supo de él. Por supuesto, el sexto hombre no escapó usando los más limpios recursos, ¿eh?, ¡escapó como una rata! ¿Y el oro? Bueno, dicen que quedó escondido en el Valle en donde murieron los cinco hombres. Hasta ahí llega Widmark a buscar pistas que lo lleven al asesino de su padre, y hasta ahí llega también Reed, que no dice sus propósitos tan a la ligera (si bien, claramente, sabe más de lo que dice), aunque sus preguntas son más comunes de oír.
Lo mejor de "Backlash", aparte de su entretenido y fluido relato, en cuyo entramado hay espacio para feudos entre rancheros, enfrentamientos entre indios y militares y una que otra venganza personal, es que la premisa de la que parte poco a poco va ganando complejidad y ambigüedad, dotando al argumento de claroscuros morales en donde los mitos se desmoronan, los ideales se resquebrajan y los ídolos se ensucian y enlodan, demostrando que no todo es tan blanco ni tan negro, sino que más bien gris, nebuloso, incierto, impredecible. Porque esta verdad aparentemente tan clara e incuestionable se convierte en un misterio a resolver, un misterio cuyo desarrollo irá sentando las bases de prometedores conflictos centrados, desde luego, en cuestionar y deconstruir los principios que insuflan valor a la dupla compuesta por Widmark y Reed, cada cual motivado por sus respectivas nobles empresas, nobleza que, quizás, no se condiga con la cruel y decepcionante realidad, y llegado el momento, ¿serán capaces de aceptar la verdad?
¿Héroes, villanos? ¿Buenos, malos? Más bien personajes de carne y hueso que o sucumben a las tentaciones de su lado más incivilizado o se deciden a enfrentar aquello que consideran injusto. "Backlash" es un excelente western muy bien escrito por Borden Chase, no sólo por su sólido discurrir narrativo sino que también por su certero tratamiento y construcción de personajes (además de lograr aunar lo argumental con lo psicológico de manera coherente y potente), y muy bien dirigido por un John Sturges capaz de ofrecer tanto entretenidas e interesantes historias como atractivas propuestas cinematográficas. Y a estas alturas no es necesario hablar de Donna Reed y Richard Widmark, ¿o sí?
Recomendable e imperdible, sí que sí.

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