sábado, 11 de febrero de 2017

Nocturnal Animals - 2016


Director: Tom Ford

Obviamente esperaba con ansias "Nocturnal Animals", el segundo largometraje de Tom Ford, primero porque el título me parece sensacional, tan elegante como peligroso, segundo porque la película cuenta con un amplio y notable reparto (Jake Gyllenhaal, Amy Adams, Michael Shannon, Aaron Taylor-Johnson, Karl Glusman -me gusta más su presencia que sus dotes interpretativos, la verdad por delante-, entre otros), y tercero porque me atraía ese halo de violencia que desprendían sus adelantos. Y, aunque admito que "Nocturnal Animals" a simple vista puede ser imprecisa e imperfecta, a mí me ha encantado y he disfrutado cada minuto de ella.


Primero que todo, hay que aclarar una cuestión bastante importante: "Nocturnal Animals" es mucho menos compleja de lo que aparenta, y es que las sinopsis y los adelantos apuntaban (o esa sensación me daba a mí) a una especie de intrincado thriller psicológico lleno de giros y laberintos en donde ficción y realidad se fundían en una difusa pesadilla, cuando en realidad la cosa es mucho más sencilla, pero no por ello menos potente y decidida, y finalmente inevitablemente deliciosa y sensual. Para ilustrarlos un poco, Amy Adams es una artista visual insatisfecha con el rumbo que ha tomado su vida, y un buen día le llega la novela que su ex, a quien no ha visto en veinte años (¡veinte años!), le envía para que la lea antes de que se publique. Amy Adams comienza a leer esta novela, y el argumento de ésta la conduce a agridulces recuerdos de su relación con el escritor, pero los planos de ficción y realidad nunca llegan a confundirse y cada relato sigue sus propias y bien instaladas lógicas. Sí, la novela que lee Amy Adams, en efecto, es una alegoría sobre la relación que ella mantuvo con el autor, su ex, llena de metáforas sobre los inicios, las crisis, los finales, etc.; eso se entiende sin mayores problemas, y se entiende que la novela es catártica para él, pero dolorosa para ella. A lo más, puede que, debido a lo sórdido y devastador de la novela, Amy Adams, en su diario vivir, piense demasiado en esta violenta historia y se sienta perseguida por una sensación de indefensión y culpabilidad representada en algunos de los personajes, pero es que ella duerme poco, sus hábitos son poco saludables y eventualmente la mente le juega malas pasadas. En este plano de realidad, Tom Ford no juega a los laberintos y a los giros, simplemente cuenta una historia íntima sobre culpas, memorias y elegantes ajustes de cuentas. Eso sí, hay reparos que deben hacerse, sin embargo pasemos al plano de ficción, a la manera en que Amy Adams se imagina este Nocturnal Animals (¿olvidé decir que la novela del ex se llama así?) que le ha llegado en bandeja:
Nocturnal Animals es un thriller ultraviolento situado en Texas en donde los animales de siempre aprovechan su supuesta fuerza para abusar de aquellos más "débiles": Jake Gyllenhaal viaja junto a su esposa y su hija, pero tres desagradables los acechan y hacen cosas malas. No voy a enrollarme en este plano, pues como dije, Nocturnal Animals es de esas violentas, brutales y sangrientas historias en donde la única salida es la muerte, fiel a la tradición de las mejores novelas negras en donde el precio por cualquier afrenta es el derramamiento de sangre, sudor y demás fluidos. Una idea recurrente que me ha asaltado es que Nocturnal Animals es una novela que pudo haber escrito el mismísimo Jean-Patrick Manchette, o si trascendemos formatos, Nocturnal Animals podría ser un cómic del tándem Mezzo-Pirus, que a mí me han volado la cabeza con Los desesperados y Killers, dos de sus más memorables y apabullantes relatos. En cualquier caso, más allá de referencias, Tom Ford capta a la perfección la esencia de Nocturnal Animals y lo filma como un avasallador, salvaje y crudo western-noir de una seca, áspera y polvorienta atmósfera en donde se suceden, sin contemplación alguna, las más bajas pasiones humanas: un descenso a los infiernos sin retorno, amén de una contundente y precisa descripción de escenarios y personajes al más puro estilo behaviorista. Si Ford hubiese hecho que Nocturnal Animals abarcara todo "Nocturnal Animals", estaríamos ante una de las mejores películas no sólo de la temporada o de la década, sino que también de lo que llevamos de siglo. Para mí, este plano de la película es brillante, perfecto y concluido desoladora pero maravillosamente; en serio, una novela que termina de esa forma es una obra maestra de novela, ¡y Tom Ford la filmó a la perfección, con esa voraz ferocidad!
Pero volvamos al plano de Amy Adams. Se puede discutir sobre el real valor y aporte narrativo que este plano otorga al conjunto, a fin de cuentas reducido a mero recurso referencial (entender el porqué de la novela: sus motivos, sus figuras, sus acciones, etc.), y sí, soy el primero en admitir que todo lo de Amy Adams es impreciso y hasta inconcluso, pero en el fondo "Nocturnal Animals", tal como lo demuestra la jocosa e irónica sofisticación con que Tom Ford retrata su vida, trata sobre el derrumbe de la vida absurda de esta mujer, como si fuese una especie de sátira, pero a un nivel emocional: sus lujos siguen intactos, pero por dentro la pobre queda hecha polvo, pues cada palabra de Nocturnal Animals es como una venenosa estocada que la conecta con su arpía interior, y qué mejor estocada que el plantón final: la venganza es un plato que se sirve frío. Sin piedad, viejo, sin piedad. Si pensaban que la historia de Amy Adams era sobre redención y reconciliación consigo misma y el ex, entonces lo entendieron todo mal. ¿Cómo es que nadie ha acusado a Tom Ford de misógino aún? (A Fincher no tardaron en romperle las pelotas al respecto). Como sea, ya pueden ver que contradigo totalmente los argumentos presentados al inicio de este mismito parágrafo, ¿y qué? Mientras al final las cosas queden claras y nos entendamos...
A fin de cuentas ambos planos de realidad son tal para cual, aunque a mí me guste mucho más el western-noir de carreteras desiertas, vulgares moteles, paletos de mierda, policías Dirty Harry like, y básicamente pura barbarie desaforada e imperecedera. Como conjunto, "Nocturnal Animals" es una bofetada y una patada en los huevos del mainstream, del indie y de todo vil domesticado que es incapaz de ver más allá de su sucia burbuja de vanidades. Un gancho noqueador, vamos. A mí me ha inspirado de lo lindo.
Oh, viejo, cómo he disfrutado con esta imperfecta, arriesgada y personalísima obra maestra.
Y, por favor, no dejen de disfrutar los grandiosos e hipnóticos créditos iniciales, una verdadera oda al buen-mal gusto y una sensacional forma de shockearnos desde el principio (de hecho yo estaba almorzando, ñam ñam).
Qué actitud, qué estilo, qué dureza, qué contundencia, qué MA-RA-VI-LLA. "Nocturnal Animals", grábenlo a fuego en sus mentes.

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