jueves, 19 de mayo de 2016

Paranoiac - 1963


Director: Freddie Francis

Hace tiempo que quería ver "Paranoiac", principalmente por el título que tiene, que me parece de lo más divertido, como si fuera una jocosa mezcla de palabras (aunque no lo sea, claro). Hecha bajo el alero de la Hammer, aquella famosa productora de toda clase de películas (aunque las más famosas sean las de terror), Freddie Francis, un director que trabajó bastante en la mentada productora (también cuenta con trabajos en Amicus, otra casa de filmes de bajo presupuesto que cuenta con insignes títulos a su haber), también parece ser garantía de que estaremos ante un buen ejercicio de suspenso. Yo no sería tan efusivo, pero la película es buena y se puede ver de lo más bien, o casi...


Los Ashby son una acaudalada familia inglesa que parecen estar en franca decadencia: papá y mamá Ashby se murieron hace muchos años y un poco más tarde uno de los hijos se suicidó, y ahora los dos hijos restantes parecen estar de lo más trastornados: por un lado, la chica está a punto de perder la cordura (así lista para caer en una institución mental), y por el otro, el chico se la pasa borracho y siendo un imbécil (así como para caer en la cárcel). Pero una intrigante visión amenaza con sacudir aún más lo que queda de esta familia.


Uf, pero qué sinopsis más larga, dios mío. Y eso que dejé de lado el hecho de que hay una herencia en juego. Ésta, si no me equivoco, es del mismo año que "Dementia 13", la opera prima de Francis Ford Coppola, que trataba sobre una acaudalada familia afectada por la muerte de un integrante, cuyo metafórico (o literal, vaya uno a saber) fantasma anda molestando a sus nerviosos sobrevivientes, enfrascados en cosas de herencias. En todo caso, no seamos malintencionados: "Paranoiac" apuesta por ser un juego psicológico y/o un ejercicio de suspenso más que el cuento de terror de Coppola. Psicológico porque creen que la hermana está loca y justo es ella quien ve a un hombre que, según su mente, es el hermano que se suicidó hace años, por lo que uno se pregunta si la aparición de este sujeto es verdadera o una simple imaginación. Suspenso porque nadie sabe para quién trabaja y todos los personajes son sospechosos de algo en cierta medida, y lo que colma el ambiente es la incertidumbre, la ambigüedad, pues si hay una herencia en juego, el supuesto retorno del hermano es otro enredo más en esta pasiva disputa. Mezclen ambos elementos y lo que obtenemos es una película que te mantiene constantemente interesado gracias a la inquietante puesta en escena de Francis y a un guión que es toda una caja de sorpresas, y no una que cae en el ridículo sino que, a pesar de todo, se logra mantener como algo verosímil o convincente dentro de la locura imperante de la decadente familia, que básicamente se puede permitir cualquier giro. Eso, claro, hasta que llegamos al tramo final (los últimos veinte minutos, yo diría, con mención especial a los diez finales) y todo se desmadra, se va al extremo y, lisa y llanamente, se vuelve un despropósito que pierde el poder de la ambigüedad y la incertidumbre, o quizás es que los secretos revelados no son tan impactantes o sorprendentes (ciertamente no alcanzan ni remotamente el nivel del suspenso logrado por Francis cuando todo era más incógnita que descubrimientos) como se esperaba/anunciaba: digamos que las piezas están bien puestas y funcionan como pequeñas unidades desperdigadas por el relato, sólo que al final se armó mal el puzzle (o éste siempre estuvo errado como conjunto). Lo cierto es que la trama se pierde y la labor de Francis se vuelve infructuosa. Súmenle a ello que los actores sobreactúan demasiado (especialmente Oliver Reed -el peor de todos- y la que hace de tía suya) y el tramo final de verdad se vuelve sonrojante, como si ya no importara la integridad narrativa sino acabar lo más rápido posible, pues la audiencia demanda un cierre y tampoco queda tiempo para tantas vueltas... Sólo así se explica las premuras y lo forzado del clímax. Lo que sí me gustó un montón es la actuación de Janette Scott, la única que generaba empatía con esa belleza y vulnerabilidad suya, esa ingenuidad de niña que contrastaba muy bien con el peligro que uno sabe anda rondando por ahí.
"Paranoiac" es terror y es intriga, y en general logra equilibrar bien ambos aspectos en pos de una atmósfera de suspense bastante buena, atrapante, que por desgracia se va desinflando a medida que nos vamos enterando de todo (y un poco antes para los más avispados). Igual se puede ver, sobre todo por la puesta en escena de Francis, muy sugerente y contenida, incluso elegante, con un auténtico dominio del lenguaje. "Paranoiac" es de esas películas que funcionan mejor cuando esconden información y juegan con el desconocimiento del espectador, pues lo que más les favorece es el misterio, y una vez que éste ya no está, la calidad global desvanece. Es una lástima que la trama total no fuera tan buena como su intrigante despliegue (es todo un arte saber rematar), pero no son ochenta minutos que se boten a la basura, al contrario, a pesar de todo pienso que vale la pena el visionado, pues se pueden sacar varios valiosos apuntes (los geniales encuadres de Francis, los movimientos de cámara, la posición de los actores, la iluminación, la escala de planos, el montaje, los objetos... todo lo relativo a la narratología, en definitiva), y Janette Scott es una verdadera dulzura. Sí señor, igual la recomiendo.

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