miércoles, 18 de noviembre de 2015

Les Revenants - Temporada 1


Creador: Fabrice Gobert

  Ayer comentaba la película "Les revenants", obra en la que se basa la serie homónima creada por un tal Fabrice Gobert. Como yo, me imagino que la mayoría de las personas conoció a estos zombis franceses por la presente serie, que allá por el 2012 causó sensación con su interesante y atípica propuesta. Lo curioso es que cada vez que leía algo sobre ella nadie mencionaba la cinta original, pero en fin, no es que importe a estas alturas. Como ya se estrenó la segunda temporada (de la cual he visto el primer episodio nada más, así que su comentario se viene para varios días más), pues me decidí a darle un nuevo visionado a la primera con tal de no perder el hilo de las cosas.


  En un aislado pueblo francés la cotidianidad de algunos habitantes comienza a cambiar cuando personas queridas y/o conocidas vuelven de la muerte sin saber que están muertos, sin mencionar el resto de hechos sobrenaturales que comienzan a escalar y complicar las cosas en este ni tan apaciguado lugar.


Pero antes de todo, el opening, que a mí me parece hermoso y da cuenta de lo que se puede venir:

  Lo mismo: la premisa es, creo yo, cuál sería nuestra reacción si algo imposible en realidad sucede; qué pensamos, qué hacemos, qué decimos, más importante, cómo nos acostumbramos. En torno a esto me asaltó un pensamiento con el que yo concuerdo plenamente, y es que "Les revenants" plantea la misma situación que "The Leftovers" (cuya segunda temporada en emisión me está pareciendo fenomenal), las mismas interrogantes y los mismos conflictos, aunque, claramente, las dos presenten sus diferencias. Pero pensemos: si en la serie de HBO las personas deben sobrellevar el luto de esa desaparición masiva (aunque minoritaria en términos porcentuales) de los vivos, en la francesa deben sobrellevar el regreso de los muertos, ante lo cual todos se preguntan por qué y para qué sucedió, si hay una razón detrás o si todo es parte del sinsentido de la vida, y ante lo cual reaccionan de toda clase de formas, ya sea con incredulidad, rabia, sumisión, fe, cinismo, filosofía, etc. Estas cuestiones están muy bien planteadas, y con respecto a la francesa, muy bien aplicadas a las tramas y ejecutadas en la imagen audiovisual (también en "The Leftovers", sobre la que ya he dicho que su universo descreído y doliente y su onírica y sucia atmósfera me cautivan por completo, pero la que en su primera temporada presenta una lamentable irregularidad argumental -que al menos se soluciona magistralmente con su final de temporada-). Para mí destaca sobremanera la trama de Simon y Adèle, la que, sin decir mucho, trata sobre que ambos se iban a casar pero un accidente le quitó la vida al primero y dejó a la segunda medio chalada, condición que podría empeorar a la vuelta del sujeto en cuestión (o que, por el contrario, podría entregarle paz y aceptación, quién sabe), pero que presenta toda clase de convincentes estaciones emocionales y, más aún, un toque mágico realmente estimulante: alguien le dice a Adèle, pensando que se atormenta por el fantasma de su ex, que la próxima vez debería darle la bienvenida en vez de rehuir su presencia, lo cual inicia una deliciosa unión entre realidad y onirismo, notablemente potenciado por la realización de Fabrice Gobert y compañía. Otras tramas, por ejemplo la de Serge y Toni, tienen un sentido más terrenal y trágico, lo cual también me gusta mucho, además de darle mayor versatilidad a la temporada. Y ya que estamos con ello, la trama de Victor le aporta el toque surreal al conjunto, la sordidez y oscuridad final que necesita un hecho que quizás no sea tan milagroso ni positivo ni bienaventurado como puede parecer. El guión, como ven, me parece que está muy bien escrito y estructurado, con una elaborada y equilibrada red de personajes bien construidos y desarrollados (con conflictos reales e igualmente bien desarrollados), aunque si me preguntan (lamento las comparaciones odiosas y, en el presente caso, totalmente fuera de lugar), me gustan más los de "The Leftovers". La dirección me parece bastante efectiva, en sus mejores momentos bordando de una sensibilidad especial a la imagen, una mezcla de lo tenebroso con lo intrigante y lo sereno, pacífico, y ulteriormente sobrecogedor. No digo que la ejecución formal sea magistral y prodigiosa, pero se logra generar una atmósfera resistente y con entidad propia, y perdonen si me repito, con resultados que a veces ponen la piel de gallina. Es que la extrañeza está a la orden del día, no obstante, no hay que obviar lo rescatable que resulta ser lo bien equilibrado que se encuentra lo sobrenatural con lo estrictamente terrenal: los conflictos involucran tanto pasiones humanas (como envidia, miedo, vergüenza) como la consabida resurrección masiva, poniendo énfasis, en todo caso, en el orden psicológico: ya saben, lo importante no es la razón o el por qué sino la forma en que reaccionamos.
  Gran serie, sin duda. Le hicieron un remake en Estados Unidos que pasó sin pena ni gloria pero que, de todas formas, se permitió cosechar más fama que la original (una vez un compañero hablaba de la versión gringa como la gran novedad, y yo pensaba, "viejo..."), que a su vez es más conocida que la película que lo origina todo. En fin, como se dice por ahí, una imprescindible.

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