martes, 7 de julio de 2015

Blue Ruin - 2013


Director: Jeremy Saulnier

  Antes de verla no pensaba en "Blue ruin" como una película ligera, ciertamente no lo hago ahora que la he visto, simplemente la incluí en los visionados de estos días ocupados porque duraba poco -casi noventa minutos- y porque, a decir verdad, tampoco pensé que fuera un thriller tan denso, crudo y rabioso como el que en realidad es. Una agradable sorpresa, más aún luego de tres o cuatro días de películas malas, insuficientes, o apenas pasables. Y creo que la sorpresa aumenta más mirando en la filmografía del director, cuya opera prima es una cosa de terror y comedia que francamente se ve malísima, aunque a decir verdad su tercer largo luce interesante, pero uno nunca sabe. ¿Será "Blue Ruin" la gran excepción? Esa pregunta, querida gente, no la responderé. Lo que sí, "Blue ruin" me parece excelente, y de eso dejaré escrito un par de cositas.


  Dwight es un vagabundo que vive en su viejo y destartalado auto, y que lleva una vida más o menos normal y tranquila hasta que le dan una muy mala noticia: alguien que hace mucho tiempo le hizo daño ha salido de la cárcel. Abrumado por el miedo, la rabia y los deseos de venganza, Dwight se mete de lleno en un sendero lleno de sangre y cadáveres sin vuelta atrás.


  "Blue ruin" comparte varias y destacables similitudes con la excelente "Shotgun stories" de Jeff Nichols, no tanto en los detalles argumentales -rencor familiar, aunque no tan "tradicional" como la de aquella cinta protagonizada por Michael Shannon- sino más bien en ciertos aspectos de la realización y la reflexión ética que se propone, por lo demás sin alevosos sentimentalismos ni efectismos que ensucien el fotograma o fuercen el flujo natural de los acontecimientos. En "Blue ruin" nada se dice ni se explicita con palabras o lecciones saturadas de corrección; todo lo contrario, Jeremy Saulnier apela a la contención subyacente, la que eventualmente explota, pero contención al fin y al cabo: un vagabundo que quiere matar a alguien, pero que no sabe realmente cómo, al igual que nosotros, que no sabemos qué demonios va a suceder a continuación... no con exactitud, pues sabemos que habrá violencia. Saulnier tiene gran manejo de la tensión, especialmente por lo recién expuesto: porque nadie es una máquina de matar, todos tienen miedos, y sus acciones son hasta cierto punto impredecibles. ¿Lo hará?, ¿lo hará ahora o después? Además, el director mete en el entuerto el orgullo familiar, un intenso odio con el que es completamente natural cuadrarse, sobre todo cuando las terribles consecuencias, antes de suceder, comienzan a sugerirse con terrible precisión: no todos los inocentes tienen que morir, vamos. Y en cuanto a lo ético, dicho elemento se reduce a su mínima expresión, tanto en lo de las motivaciones como en lo de la reflexión, manifestando claramente que el salvajismo más incontenible no puede tener bases lógico-morales: disparas una vez, prepárate a disparar a aquellos que disparan de vuelta, es tan simple como eso: causalidades.
  A todo esto, quiero dejar algo claro antes de que se me olvide y me arrepienta: si bien hay similitudes conceptuales y estéticas con la cinta de Nichols, hay una o dos diferencias fundamentales: la primera, que Saulnier es mucho más oscuro y denso que Nichols, que además busca adentrarse en la psiquis de sus personajes como motor de la violencia, a diferencia de un Saulnier centrado en lo violento de la acción: las razones para detener la masacre varían, y dan cuenta de la esencia del relato.
  En fin, "Blue ruin" es una excelente película que destaca por la crudeza y la contundencia de sus imágenes, o, lo que es más o menos lo mismo, por la notable capacidad narrativa de su director.

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