viernes, 12 de junio de 2015

Kamikaze 1989 - 1982


Director: Wolf Gremm

  Y yo que pensaba que no iba a poder ver nunca esta película, pues no la encontraba en ningún lado. Y para que vean que nada es seguro en esto de buscar filmes desconocidos, el sitio en que la encontré ya no existe... Al mismo le debo el visionado de "The delinquents" de Robert Altman, otra que yo daba por perdida. En fin, ¿qué tenía de especial "Kamikaze 1989"? Pues nada más y nada menos que al ínclito Rainer Werner Fassbinder, un absoluto genio del cine y de los mejores directores de la historia, eso lo digo sin miedo alguno; aunque, eso sí, sólo participa como actor -si bien la influencia que, a propósito o no, ejerce sobre el director es innegable-, y es su última aparición antes de su muerte el mismo año, aunque el estreno fue después de su triste y temprana partida. Y, además de lo anterior, la premisa se veía interesante. ¿Qué pasa al final? Que el director, Wolf Gremm, no sabe llevar a buen puerto tan atractiva propuesta y acaba por entregarnos un filme fallido y decepcionante. Una verdadera lástima.


  El gran Rainer Werner Fassfinder es Jansen, el mejor policía de la Alemania Federal de 1989, que para ese entonces ha superado todos sus problemas y se alza, nada más y nada menos, como el mejor país del mundo en todos los sentidos: aunque es un régimen totalitario, se presenta a sí mismo como una utopía. En este contexto, un aviso de bomba en el edificio que maneja todos los medios de comunicación del país hará que nuestro Jansen se ponga en acción con tal de encontrar a quien se encuentra detrás de los artefactos explosivos, sin saber que camina directamente hacia una peligrosa conspiración corporativa.


  "Kamikaze 1989" no es sólo una gran decepción porque no aprovecha ni al tremendo protagonista que tiene ni su prometedor argumento, también lo es porque tras un arranque -¿treinta minutos?- realmente arrollador, lleno de estilo y actitud y una narración audaz y precisa que invitaba al optimismo, la cosa comienza a desinflarse rápidamente en todo lo anterior expuesto, es decir, que básicamente el qué se cuenta y cómo se cuenta ya no es ni interesante ni estimulante, por el contrario, es cada vez más cansino y repetitivo, sin la gracia inicial. Es más, el mayor problema de la película es que la trama deja de interesar porque la misma comienza a enredase más de la cuenta, pero mucho más de la cuenta, acabando como un confuso despropósito en donde poco se entiende qué sucede y por qué, además de las típicas dudas en torno a la gran mayoría de unos personajes que son genios y de la nada se vuelven locos, cambian de bando o qué sé yo. No se entiende la causalidad de los hechos, y por ende el relato pierde fluidez. Y, a fin de cuentas, ¿qué se nos contó con esta película? Porque ni la trama está bien hecha ni tampoco logra incluir para sí el concepto de fondo, la crítica que obviamente viene impresa en cada historia futurista en donde las corporaciones controlan todos los aspectos de la vida en sociedad, partiendo por lo que ven/leen/escuchan -sobre la cual no se hace un desarrollo ni conceptual ni argumental que vaya más allá de lo típico-. Porque, ¿contra qué lucha el protagonista? ¿Contra el totalitarismo disfrazado de libertad, o contra el misterio que le fue encomendado investigar? Hace tiempo que no veía película tan confusa e indecisa como "Kamikaze 1989", incapaz de decidir qué historia contar -si la superficial o la de fondo, aunque las dos son débiles y difusas-, pero por sobre todo incapaz de encontrar un estilo que sustente su ejecución narrativa y el caprichoso devenir argumental; la cinta de Wolf Gremm es como un salto a ciegas hacia el vacío. Por todo lo anterior es que estamos ante una película floja y, finalmente, fallida: no logra desarrollar ninguno de los puntos que en los primeros treinta minutos -los mejores- se dejan instalados, los cuales otorgaban misterio y expectación ante lo siguiente, un cúmulo de situaciones inocuas y repetitivas: la decepción. Una total y absoluta decepción.
  Por último, nótese que Wolf Gremm intenta emular al inigualable Rainer Werner Fassbinder, particularmente al de cintas como "Die dritte Generation" -un complot sobre terroristas- y "Welt am Draht" -una de ciencia ficción sobre realidades múltiples y controladas por corporaciones-, con las cuales comparte no pocas similitudes argumentales y estéticas, si bien Gremm se basa en una novela de un par de décadas antes para su "Kamikaze 1989". Eso sí, muy a su pesar, Gremm carece de la inteligencia, la sensibilidad, la ironía, la filosofía, la valentía y audacia, la mirada aguda y el pulso exquisito, la precisión narrativa y el genio cinematográfico, entre otras cosas que mejor me guardo para no alargar el amplo listado de cualidades, que el gran Rainer Werner Fassbinder desplegaba de manera completamente natural en cada uno de sus trabajos, como si no le costara en lo absoluto hacer tantas películas tan pero tan buenas. Lo que es el talento innato...
  Lo único bueno es el personaje de Rainer Werner Fassbinder y la actuación del mismo, destacando la personalidad con que desarrolla su personaje, y algunas líneas que son francamente geniales, como la recurrente "no hagas ________(comentarios, acciones, etc.) superfluos". Eso sí, mejor veamos las actuaciones del ínclito en sus propias películas, que son unas auténticas maravillas.

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