viernes, 5 de junio de 2015

Appurushido: Ekusu Makina - 2007


Director: Shinji Aramaki

  Pero... ¿es que acaso soy tonto? ¿Qué demonios hago viendo la secuela de una película que nada más ayer dejaba bien claro que me parecía una completa basura? Curiosidad, digo yo, esa ilusa esperanza de que un director puede advertir sus errores y mejorarlos en pos de un resultado más digno para él como realizador y presentable para nosotros como espectadores; estupidez, dirán otros, e incluso yo también: hay gente que no aprende ni a palos. Gente que no aprende ni a palos... me parece que estaré recordando eso mañana, pero es mejor no adelantarse y atenerse a lo que tenemos. ¿Y qué tenemos? Una secuela titulada, en inglés, "Appleseed Ex Machina" -aunque para simplificar las cosas la llamaremos simplemente "Appleseed 2"-, quizás no peor que su antecesora pero sí desvergonzadamente mala. Malísima a tantos y nuevos niveles. ¿Por qué no aprendo, dios santo?


  Aparentemente la paz ha llegado a la utópica Olympus, pero, de hecho, no se ha alcanzado tal meta: una seguidilla de ataques terroristas amenazan el orden político de la ciudad, y también el de la humanidad completa, pues así de grandes son estas cosas: atacas un solo lugar y el resto del globo terráqueo se caga de miedo y se va al diablo. Cosas de la globalización. En cualquier caso, ahí está metida Deunan Knute y su amado amigo Briareos, y en fin, cosas pasan...


  "Appleseed" era mala pero de cierto punto en adelante. "Appleseed 2" es mala desde el comienzo: ya con la primera secuencia vemos una película infectada de cursilería barata, filosofía efectista pero vacía en contenido, falta de imaginación y una trama que se enreda sola con tal de parecer inteligente o elaborada pero que, por lo mismo, despista al espectador que al minuto se da cuenta de quiénes son los malos, pero no por qué ni mucho menos cómo: de repente todo sale a la luz, los malos explican sus planes con lujo de detalles, y todos los acontecimientos previos y posteriores no tienen ni el más mínimo sentido -aunque se expliquen un poco causalmente-. Es más, tampoco se entiende por qué los protagonistas cobran tanta importancia, pero al parecer eso no es de mi incumbencia.
  Sinceramente no entiendo cómo es posible que un médico cualquiera pueda tener más poder que poderosas multinacionales y gobiernos utópicos, y "tener más poder" es un eufemismo para "los tiene comiendo de su mano, y sin que lo sepan". Tampoco entiendo cómo es posible que los líderes de este gobierno se queden de pie mirando la destrucción sin hacer nada, como si esperasen, es más, como si estuviesen seguros de que un dios bajará del cielo y, por arte de magia, solucionará todo... oh, me suena algo todo eso... Como sea, tampoco entiendo que la multinacional, tan celosa de sus negocios y sus posibles ganancias, a sabiendas deje que un terrorista desequilibrado mental ataque la ciudad que más beneficios económicos le reporta, ¡y eso que no es sólo la ciudad sino, recuerden, el mundo entero! "Oh, nos importa mucho nuestro dinero, pero no nos importa que un sujeto planee dominar el mundo y convertir a la humanidad entera en títeres sin capacidad para generar dinero; dicho de otra forma, nos importan nuestros negocios, pero no que destruyan nuestros negocios". Tampoco entiendo cómo es posible que a los guionistas no les dé vergüenza recurrir siempre a la misma asquerosa situación, que invariablemente sucede luego de un tiroteo: Deunan en peligro, Briareos salta en su ayuda, ella sale ilesa y el hombre-cyborg queda malherido incluso cuando tiene un cuerpo poderosamente blindado, y no es lo peor, pues la pobre enamorada siempre termina gritando "¡Briareos!, ¡Briareos!" con lágrimas en los ojos y un fundido a negro que anuncia la muer... ¡noticias!: A la escena siguiente el tal Briareos sigue vivito y coleando. Y Deunan dice "Oh, Briareos, pensé que no ibas a salir vivo de ésta", a lo que Briareos responde "Oh, Deunan, no seas tontita, tú sabes que siempre hay un dios que me salva", y luego Deunan saca un consolador con salida USB que conecta a una entrada USB convenientemente puesta en la entrepierna del hombre-cyborg, y ya saben lo que sigue...
   A propósito, la relación entre Deunan y Briareos siempre me ha parecido muy interesante así escrito en el papel, como una relación que en su momento fue carnal pero que ahora parece algo más paternal y platónico, sólo trágicamente sentimental. El director profundiza poco y nada al respecto, y lo único que hace es meter con calzador y a pito de nada bochornosos flashbacks donde se prometen amor eterno, protección superlativa y un montón de frases sacadas de los genios románticos de facebook, twitter o desmotivaciones. La tensión sexual es nula, y el afecto que se profesan es difícil de entender, no porque uno sea robot y la otra humana, sino porque simplemente el director no sabe sacarle provecho y hacer de ésa relación un conflicto esencialmente humano y, por qué no, una discusión ética. Como es de esperar de un equipo "creativo" así, estos personajes son usados sólo como excusas para trasladar personajes de un lado a otro con tal de que los principales no se pierdan "el mejor escenario de acción", o sea, si el hombre-cyborg está en un tiroteo, Deunan no puede estar viendo tele a miles de kilómetros de distancia. ¿El resultado? La mecanización del amor, la banalización de esa inevitable fuerza que te empuja a luchar por el otro, la deshumanización de algo tan honesto. Y a decir verdad, Deunan y Briareos tampoco tienen peso en esta historia, simplemente son peones: coloquen a otros personajes en el lugar de ellos y van a obtener exactamente la misma mierda. Lo único que intenta justificar un poco la presencia de estos dos pajaritos es el insípido triángulo amoroso que surge entre los susodichos y un tercero llamado... en fin, un tercero que luce y habla como Briareos antes de que éste perdiera su cuerpo de carne, hueso y sangre. Está claro que la cosa plantea eso de si el amor es interno o si, por el contrario, es corporal, o si es ambos; pero, como es la tónica, todo queda en un pueril e inocuo "juego" de miradas y... no sé, el final es ridículo. ¿Qué era lo importante de la película? ¿El triángulo o la intriga corporativa? ¿La sencillez del amor o la "compleja reflexión" del villano? No vale la pena hacerse esas preguntas, francamente.
  Y no hace falta más: "Appleseed 2" es una pésima película que tiene un despropósito de argumento contado de peor forma, personajes caricaturescos pobremente dibujados y construidos -para qué hablar de sus conflictos, aunque ya lo hice, jojo-, y una base "filosófica" que brilla por su ausencia. Oh, y tampoco se pierdan la brillante crítica que se vierte en contra de los dispositivos que nos comunican, alias redes sociales, principal herramienta del villano que convierte a los usuarios en zombis del smartphone. El luminaria de Charlie Brooker debió haber quedado con la boca abierta y una incontenible erección ante tamaña mordacidad... En fin, en fin: pura basura. Mejor eviten esta película. Ojalá pudiera hacerme caso.

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