viernes, 22 de mayo de 2015

Mad Max 2: The Road Warrior - 1981


Director: George Miller

    Si uno ve "Mad Max", entonces tiene que ver la que le sigue. Es lógico, es natural, es necesario. Eso sí, creo que mi entrada de la primera parte de las desventuras del buen y loco Max fue más romántica que sustancial, es decir, escribí más sobre las sensaciones que me invadieron que sobre la película misma y sus elementos, dos cosas que no siempre van de la mano al momento de elaborar comentarios, aunque se puedan aunar de maneras a veces imperceptibles. En esta ocasión seré más preciso, y es preciso decir que "Mad Max 2" es "Mad Max" recargado y elevado a la décima potencia, conformando una experiencia incluso más explosiva -no hablo de manera literal- y memorable que la primera. Qué puedo decir, estoy en mi salsa...


  En un mundo que ya se fue al diablo, en el que las personas comunes y corrientes ven pandillas de degenerados tomar el control y el destino de todos en sus mugrosas manos, Max Rockatansky cabalga en su V8 Interceptor buscando nuevas formas de sobrevivir. Cuando una gran carga de combustible puede ser suya, Max se verá inmerso en el feudo entre los poseedores del objeto de deseo y los fenómenos comandados por Lord Humungus, quien quiere adueñarse de la bencina. Como es de esperar, mucha locura va a invadir la situación, pues el camino del diálogo será imposible.


  "Mad Max 2" no es lo mismo que la primera, por si a alguien se le ocurre decir eso en obvio afán peyorativo, simplemente parte de la misma filosofía pero llevada al extremo, y de maneras diferentes e innovadoras. No es justo decir que esta película es sólo tipos raros vestidos extravagantemente, autos sucios tuneados, largas y explosivas persecuciones o imágenes de un desierto en que mantenerse vivo es un reto las veinticuatro horas del día. Son notorias e innegables señas de identidad, claro que sí, de hecho es probable que ésta sea la película más representativa de la saga en términos estéticos y narrativos -no es de extrañar que la cuarta entrega, a juzgar por lo visto en el trailer, beba más de esta segunda parte que de la primera o la tercera-, pero no hay que olvidar el mundo en el que ocurre "Mad Max", y el porqué el loco Max es básicamente el puto amo, la maldita leyenda del lugar. No hay que olvidar que debajo de un montón de bichos raros persiguiendo un camión lleno de gasolina, situación que transcurre en un escenario desértico, está el buen Max que ha perdido todo y que, contrario a sus propósitos iniciales de supervivencia individual, elige ayudar a los débiles y ofrecerse como carne de cañon, evitando así que el mal siga propagándose aunque sea un poquito.
  No señor, "Mad Max" no es sólo una saga de acción desaforada y sin limites maravillosamente rodada y lanzada directamente en nuestras retinas -lo que de por sí no es nada reprochable, siempre es bueno ver películas bien contadas y filmadas-, es también la caída moral y humana de un mundo, y su posterior y pequeña pero no menos importante reconstrucción. Puede que suene ampuloso, pero el loco Max es, muy a su pesar y sus deseos, la esperanza de la ruinosa humanidad en que malvive.
  Creo que esto es lo más preciso que puedo ser, así que: "Mad Max 2" es adulta, es directa, es contundente, es actitud pura y dura; es la perfecta expansión del universo creado en la primera parte, esta vez no sólo desarrollado a través de un dilema moral y humano que escala en tensión de manera progresiva, sino que además a través de una envolvente acción sin concesiones que logra introducir en su destructivo ser el quid del asunto, que es la moral en los tiempos del caos, donde aparentemente ya nada importa. Por lo demás, qué villanos los de esta película, ¿eh? Un punkie loco y un fisicoculturista sadomaso... "Mad Max 2" es goce y disfrute en su máxima expresión (pero sin olvidar el fondo, vamos).
  Ésta y la primera parte conforman un magnífico díptico sobre la sociedad post-apocalíptica, que además deja instaladas en el imaginario cinematográfico las bases estético-narrativas de un género rico en posibilidades y que merece todo el respeto del mundo. Para ver mil veces y más.

4 comentarios :

  1. Yo, lo confieso, estuve enamorado de esta película en mi adolescencia, y mucho más que de la primera. Es más excesiva (casi expresionista, diría) y más libre aún, una verdadera locura de travellings, zooms y montaje sonoro. Y creo que es la primera vez que Miller es capaz de demostrar todo el cine que llevaba dentro, porque en esencia Mad Max es un western, en Australia, en el futuro, pero todas las claves son del western. Muy buena película, sí señor... Y eso sin ver aún la nueva...
    Un saludo.

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    1. Uy, espero que la nueva le haga justicia al legado de las dos primeras "Mad Max", que son las mejores y que además conforman un gran díptico cinematográfico -como dije en la entrada y a Licantropunk- que se complementan a la perfección, la primera por tener una mirada hacia la humanidad muy oscura y sobrecogedora -además de estar bien hecha-, y la segunda por lo que usted describe, por ser una auténtica locura narrada con gran cine -y descansar en una visión más desenfadada de dicha mirada-. Imborrable es "Mad Max".
      Saludos.

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  2. De la primera a la segunda parte lo que más se nota es que el presupuesto se multiplica por 10. "Mad Max" fue un taquillazo de esos insólitos y no hubo reparos a la hora de llenar la cinta de vehículos y de lo que hiciera falta. La primera tiene un tono nihilista y perturbador realmente bueno. Yo la vi pocos años después de su estreno, en VHS, y el shock que producía esa película seguía vivo, no había pasado de moda, a pesar de que "Mad Max II" hubiera elevado el tono hollywoodiense. "Mad Max", ademáx, es digno de una época en que el cómic tipo "Metal Hurlant" estaba a pleno gas. El tono postapocalíptico estaba muy presente en la cultura popular: sucio y desesperanzado: el botón nuclear siempre listo.
    Saludos.

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    1. Así es, ese tono que usted describe hacen que la primera "Mad Max" sea realmente espectacular, pues es la manera perfecta de narrar la perdición a la que es sometido el buen Max. La primera vez que la vi no lo sentí tan de esa forma, pero ahora debo decir que me vi realmente impresionado por ese toque oscuro. Entre ésa y la segunda no sé por cuál decidirme, la verdad: ambas conforman un magnífico díptico cinematográfico, ambas se complementan a la perfección.
      Saludos.

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Vamos, dime algo, así no me vuelvo loco...

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