jueves, 11 de septiembre de 2014

Persepolis - 2007


Directores: Marjane Satrapi & Vincent Paronnaud

  Otra de las películas que debo ver para la maldita universidad. Lo gracioso es que no he subido el maldito informe, pero por suerte ahora me enteré de que podemos entregarlo (subirlo) cuando se nos ocurra, siempre y cuando sea antes del término del semestre. "Persépolis" la había visto hace bastante tiempo ya, pero no recordaba prácticamente nada, sólo borrosos pedazos y secuencias, aunque la atmósfera sí que la tenía presente: un poco de nostalgia y también un poco de feroz crítica social, de indignación. La opera prima de Satrapi y Paronnaud -que trabajaron juntos en su siguiente película, para luego tomar caminos separados-, sin duda que merece todos los elogios que ha recibido hasta la fecha.


  Una historia autobiográfica de Marjane Satrapi que, basada en la novela gráfica homónima -hecha por ella misma, naturalmente-, nos relata cómo la protagonista, es decir ella misma, en un aeropuerto de Francia y antes de partir presumiblemente a Irán, su tierra natal, comienza a rememorar toda su historia personal, aquella que involucra los aspectos más íntimos de su ser hasta aquello que tienen que ver con la Historia de su propio país.


  Para que vean la superficialidad de ciertas opiniones: como era algo que el curso entero tenía que hacer, varios compañeros que no la habían visto decidieron verla -algo obvio dado que es una tarea-, y uno en particular, uno que pertenece a mi círculo cercano, dijo que al principio la animación no le pareció justificable, aunque luego se dio cuenta de que sí servía, porque la producción era pobre. No entendí de buenas a primeras, y luego caí en cuenta que se refería a las secuencias de bombardeos y edificios destruidos: el presupuesto habría sido elevado si se hubiera filmado en live action, con personas reales, al contrario de la animación, "más barata y más fácil", especialmente para secuencias más complicadas e "imposibles" de representar en carne y hueso.
  Está claro que la animación puede ser barata si animas bombardeos y cosas así, pero de por sí ésta manera de hacer películas no es nada barata. Es la lógica de él, déjenlo ser, ya nada se puede hacer: a estas alturas, ya no tomo en cuenta "su opinión" -o lo que es lo mismo, un compendio de miles de opiniones de "críticos profesionales" y comentaristas de filmaffinity-; al contrario, si dice que una película es mala, lo más seguro es que sea de aquellas que destacan por su valor cinematográfico, o sea, que sea de las buenas y me termine gustando.
  Pero en fin, la animación se justifica, primero que todo, porque respeta la estética de la novela gráfica, que hasta donde sé y me informa internet, está ilustrada por la misma Satrapi. Es decir, de su puño y letra, lo que otorga esa energía única y personal inherente a la autora, energía que se intenta transmitir, con bien lograda efectividad, a la película y su animación. En segundo lugar, se justifica por su estética expresionista, que no sólo viene a mostrar "con facilidad" lo que es un bombardeo o una protesta gigantesca, sino también el sentir interno de la protagonista, con metáforas visuales potentes hechas con acertada sobriedad. La animación expresionista, además, y relacionado a todo lo anterior, termina por coronar la cualidad y carácter introspectivo de la historia, una que transcurre en la mente de Satrapi, quien rememora todo lo que vemos: tiene el derecho de pensar y recordar las cosas de la manera que quiera, ya sea de forma realista, o con alucinantes y psicodélicas secuencias.
  En pocas palabras, con respecto a la animación, mayor coherencia imposible -ya me imagino cómo sería la reacción de Satrapi, quien ve en la animación la mejor manera de expresar sus sentimientos, al escuchar a un sujeto cualquiera decir que la animación es una manera "fácil y barata" de afrontar escenas que en carne y hueso se habrían llevado buena parte del presupuesto; ahí uno ve que la sensibilidad estética no es para todos, pues es un talento, y Satrapi lo demuestra con creces en su opera prima-.


  Con respecto al relato, "Persépolis" me parece una película muy bien escrita, aunque es cierto que para mí la primera parte, en la que vemos la infancia de la protagonista, que sucede a la par de la revolución islámica, es mucho mejor, más potente y emocionante, que la segunda parte, con Satrapi ya entrada en su adolescencia.
  Todo el segmento relacionado con la historia personal de la protagonista y la de Irán es mejor porque se logra aunar en una sola entidad emocional las dos fuerzas involucradas, que convergen poderosamente y con un valor narrativo notable. La historia de Irán no sucede a la distancia de Satrapi y su familia: ellos están involucrados pues son los que tienen que soportar el nuevo régimen que viene a reemplazar al anterior, al parecer de una manera más tiránica -reemplazar un mal con un mal peor, pensando que se vienen tiempos mejores, resulta nefasto y terrible para el espíritu: libertad denegada casi por propia culpa, la culpa colectiva-. Toda forma de drama que tenga que enfrentar Satrapi tiene una carga diferente, peor y más universal que lo que vive más tarde, historias de desamores y desilusiones políticas y/o filosóficas. No niego que en la segunda parte no ocurran cosas atroces, pero el poderío emocional disminuye sobremanera y la película ya no se hace tan angustiante ni conmovedora. Además, a veces algunas tramas y personajes eran tratados con un exceso de ironía -visual y discursiva- que no le hacía bien al tono general, que ya de por sí tiene un fantástico sentido del humor -cuando el padre le explica a Satrapi cómo llegó el Sah al poder es un excelente ejemplo; el malo sería la aparición de Marcus, el novio temporal de Satrapi-.
  Y he aquí la gran diferencia entre la parte que muestra infancia-revolución islámica y la que muestra adolescencia-sociedad iraní ya "consolidada" luego de la revolución: las mejores secuencias se quedan en la primera parte, mucho más dramática que la segunda. Como lo veo, hay una pequeña caída: se pasa de una profunda y crítica historia personal con feroces palos al sistema que gobierna al país, a otra que se queda sólo en lo personal -aunque igual vemos crítica social, ya no tiene la potencia dramática de antes: es sólo el escenario casi silente, aunque tenga participación-.
  Casi, sólo casi, el relato se convierte en una historia egoísta, atentando alevosamente contra todo lo construido en el primer cuerpo del relato; no lo hace, pues permanece la crítica social e histórica, a mi entender, lo mejor de la película -pues hace de lo personal algo mucho más poderoso-. De todas formas, no es tan grave y la película se puede disfrutar sin reproches, especialmente porque nos vamos acercando al desolador final, mucho más cercano y común de lo que uno pensaría, sin dejar de lado el toque de identidad iraní de la autora. Como conjunto, "Persépolis" funciona como un ente equilibrado... con un parte un poco floja, pero equilibrado al fin y al cabo.


  Ya en aspectos menos formales, "Persépolis" es una historia de autocrítica, arrepentimientos, dolores y alegrías, y por sobre todo, es sobre la identidad, en este caso de una mujer que revisita y a la vez huye de su problemático pasado. Y desde luego, con la interacción con el pasado también viene de la mano una mirada mordaz a su realidad social y cultural, que va desde las variadas generaciones de personas con las que Satrapi convive, hasta los lugares en los que ella vive. Me parece importante la escena en la que uno de los amigos de Satrapi, ya de adolescente y estando en otro país, comienza a restar valor a la vida en general, algo que molesta profundamente a la protagonista, quien ha visto como muchas personas que protestan y luchan por sus ideales, han llegado a dar la vida por ellos. Sin duda que no pertenece realmente a ese lugar, ¿pero acaso Satrapi pertenece a algún lugar? Muy rebelde para Irán, muy iraní para el resto del mundo: un caso perdido -como siempre, en el buen sentido-, una vida errante que probablemente seguirá buscando y construyendo su identidad en un camino lleno de luces y sombras personales.


  En fin, "Persépolis" es una estupenda película que pudo haber sido mejor de haber mantenido esa potencia dramática inicial en el segundo cuerpo del metraje. No obstante, no deja de ser memorable y, lo que es más importante, no termina traicionándose a sí misma -es decir, volviéndose excesiva e irrelevantemente personal por sobre el elemento histórico y social-, pues su final es coherente con todo el primer cuerpo, además de elocuente y a la vez muy evocador: los traumas del pasado, de ella y de Irán, finalmente son uno solo. Para bien o para mal.

Lluvia de capturas

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