sábado, 7 de junio de 2014

The Immigrant - 2013


Director: James Gray

  Comencé con Little Odessa, para seguir con The Yards, We own the night, Two Lovers, y finalizar hoy con The Immigrant, película que James Gray estrenó en Cannes el año pasado en la sección oficial, y que recibió en general buenos comentarios, aunque también hubo otros menos alentadores. Pero al final uno es quien decide si le gusta una película o no, y luego ustedes si es que deciden ver las películas que comento y sugiero -o no-. Lo importante es ir conociendo nuevos directores y filmografías, de las cosas más sanas por hacer que se me ocurren en este momento. Y con esta entrada vengo a terminar esta retrospectiva, que desde luego seguirá creciendo, dado que Gray es un cineasta en plena actividad, con varios proyectos bajo el brazo -lo que sugiere que, espero/quizás, ya no se demore tanto en estrenar un nuevo largometraje-. The Immigrant, aunque es una película cuidada y notable en varios aspectos, me parece menos apasionante que los cuatro filmes anteriores de Gray. O, mejor digo, a mi no me apasionó tanto.


  Ewa Cybulski es una inmigrante polaca que, junto a su hermana Magda, huye de los horrores acontecidos en europa y llega a Estados Unidos, tierra de libertad y nuevas oportunidades, por allá en los inicios de los años veinte. Lamentablemente, Magda tiene tuberculosis y es retenida por las autoridades hasta que sane, ambas hermanas separándose antes de siquiera llegar a la ciudad como tal. Debido a ello, Ewa hará lo posible para sacar a su hermana de ahí y volver a estar juntas, y comenzar, finalmente, la tan ansiada nueva -y mejor- vida.


  Tal como lo señalé en algún momento en la entrada de 'Two Lovers', el mismo Gray declaró en unas cuantas entrevistas dadas que el filme que hoy nos ocupa es su película más personal, y que está basada en "un ochenta por ciento en situaciones" que sus abuelos realmente vivieron -aunque claramente hay diferencias, como que las hermanas inmigrantes son polacas católicas, mientras que los abuelos de Gray fueron rusos judíos-. Al principio podría pensar que no sé muy bien si hay o no exageración en una afirmación así, pero luego caigo en cuenta de que los inmigrantes nunca la han tenido fácil -ni en aquel entonces ni ahora-, y que los acontecimientos relatados tienen toda la pinta de ser -en mayor o menor porcentaje- verídicos. No sólo lo vivieron los abuelos de Gray, sino que también muchas otras personas que cumplieron o vieron frustrados sus sueños de prosperar, pero que en cualquier caso tuvieron que sufrir quién sabe cuantas vejaciones. 'The Immigrant' es, ante todo -y no me cabe la menor duda-, un sentido homenaje. Como todo homenaje, hay muchas buenas intenciones, que no son para nada cuestionables, pero que no necesariamente se transforman en una película muy memorable ni apasionante. Es correcta, muy bien hecha, con momentos altamente sublimes, pero que no termina de ser la película potente que Gray logró en su filmografía anterior. Le falta ese pequeño toque que hace que la película en cuestión sea del todo inolvidable.


  Pero mejor comienzo con lo que eleva este filme sobre la mayoría, porque hay que partir señalando que, aunque no sea todo lo apasionante que esperaba/pensaba iba a ser, sí es una película notable que demuestra porqué Gray es uno de los excelentes y mejores directores estadounidenses que existen en la actualidad.
'The Immigrant' es una película redonda y efectiva, que está bien narrada y resuelta, gracias al buen guión que Gray y Ric Menello -quien murió de un ataque al corazón antes de que la película se estrenara en Cannes, una lástima- coescribieron. El relato se construye en base al propósito que tiene Ewa de rescatar a su hermana del encierro involuntario en el que se encuentra. Dicho propósito hace que acepte la ayuda de Bruno Heiss, ayuda que es el inicio de varios problemas más que hacen del rescate de la hermana un camino más complicado del que parecía inicialmente -donde la consigna era trabajar para juntar dinero, no arreglárselas como pudiera-. Lo de Ewa se convierte en un trayecto de sobrevivencia, pues en cada lugar de la ciudad acecha algún peligro. En este sentido, el relato tiene numerosos acontecimientos que se suceden a un ritmo bastante rápido: comenzamos con Ewa llegando a New York, e inmediatamente se llevan a su hermana; luego recibe la ayuda de Heiss, luego surge una situación, luego un problema, y luego otro problema. Y no se detiene. Y para darle mayor dramatismo, los acontecimientos relatados son una pequeña parte de lo que debe ser el sueño americano, pues luego del corte a negro final la vida sigue, llena de miserias y potenciales alegrías. El final me pareció acertado, pues por una parte concluye la trama central, pero por otra deja una incertidumbre general sobre qué sucede después. La incertidumbre que agobia al que cada día lucha por su vida y por la de su familia.

El reproche viene más bien por el rol y peso dramático que tienen algunos de los personajes. Narrativamente todos están bien colocados, cumplen sus funciones desencadenantes de otros acontecimientos -entre otras más-, porque el guión, narativamente, es sólido -había que insistir en 'narrativamente'-. Como dije, es redondo, no hay cosas que sobren, funciona como reloj. El problema es que, muy a pesar de estar bien escrito, le falta fuerza dramática a algunos acontecimientos y personajes. Por ejemplo tomemos a Jeremy Renner, que interpreta a un mago que aparece bien entrado el metraje: es de aquellos personajes que suelo llamar 'personajes sin existencia' -concepto que si alguien inventó, estará de acuerdo en que ambos estamos de acuerdo en lo que sigue-, es decir, cuya sola presencia se debe a que tiene que cumplir con 'ese' deber. Puede que tenga buena construcción -como este caso-, pero no deja de parecer poco real. Por otro lado, Phoenix -Bruno Weiss- sí que tiene una existencia más convincente, pero todo su drama me parece muy antojadizo e incluso cliché. Bueno, en entradas anteriores anoté que las tramas de Gray no son muy originales, pero destacan por presentar un desarrollo diferente y más profundo que el promedio; en este caso el desarrollo no es del todo original, al menos si enfocamos la mirada en el personaje de Phoenix. La fortaleza viene por Ewa, personaje poderoso y profundo con la que empatizamos inmediatamente: su emoción, su honestidad y su dolor la hacen completamente humana. Además Marion Cotillard entrega una excelente actuación que, sólo por ella, hace que algunos momentos sean más intensos y conmovedores.
Digamos que el guión tiene las buenas intenciones mencionadas, pero que no logra explotar el peso dramático de los acontecimientos. Las cosas pasan, pero no te llegan -salvo un par de excepciones-.


  En la dirección Gray sigue siendo tan cuidadoso y efectivo como acostumbra ser. Logra generar una atmósfera, que si bien no es particularmente densa y viciosa como en sus primeros tres filmes, o nostálgica y melancólica como en 'Two Lovers', sí resulta ser lo suficientemente gris y desoladora a grandes rasgos. Como digo, no muy apasionante, pero visualmente se siente una carga o aura desasosegante. Igualmente Gray se encarga de dejar momentos que destacan por esa bella sublimidad casi metafísica -momentos marca de la casa-. En esta película destaco cuando Ewa se confiesa, o cuando ve a través de una pequeña ventana personas sujetando una cruz, rezándole al símbolo católico. Si bien no es tan sublime, cuando se llevan a la hermana de Ewa y esta le promete, le jura que la va a rescatar también tiene una potencia dramática notable. Y para qué decir el final, que tiene un plano espectacular, toda una maravilla; bien compuesto -genialmente compuesto, para ser más exactos-, pero por sobre todo de lo más evocador, conteniendo la imagen un dolor indescriptible, mostrado con increíble y hábil retórica audiovisual. No son pocos los momentos que elevan la nota, pero a veces se siente un vacío entre ellos: faltan esos momentos.
La dirección de Gray es genial, con ritmo pausado narra gran cantidad de acontecimientos, además de nunca abandonar esa elegancia con la que mueve la cámara y sugiere emociones y verdades -y en la banda sonora escucharemos algunas piezas de música clásica, otra marca de la casa de Gray-. Lo malo es que la historia en sí no es poderosa. Lo del rescate de la hermana sí lo es, y lo mejor de la película es cuando esa meta es lo central, pero para cumplir con lo de la hermana también se incluye una trama distinta que es la que concierne a los personajes de Phoenix y Renner -que como habrán notado, me parece lo más débil y previsible-. El foco debió haber estado exclusivamente en el deseo de Ewa de rescatar a su hermana, y relegar a un rol secundario a los otros dos nombres importantes del reparto. Ese triángulo le quita potencia y poder a la verdadera intención de Gray, que es contar cómo se las tenían que arreglar los inmigrantes en una ciudad que de lejos parece ser esplendorosa, pero que por dentro resulta hostil y repugnante -tema visto en la filmografía de Gray-.


  En fin, tenemos una historia que tiene esa mirada única de un autor, pero que esta vez no plasma esa mirada en una historia poderosa. Hay buenas intenciones, está bien hecha, hay momentos realmente inolvidables, las actuaciones son correctas -la de Cotillard es la más sobresaliente-, pero parece ser una película más interesada en las acciones y la trama que en el estado de sus personajes, o el estado social de una ciudad. En pocas palabras, hay buena construcción argumental, pero falta desarrollar más en la fuerza dramática y emocional de lo que se narra.
No puedo decir que estoy decepcionado, porque mala película no es -y, más o menos bien, me ha gustado-, pero me da un poco de pena que no haya sido mejor, porque sé que Gray puede lograr más. Igual la recomiendo, es mejor película que varias otras.

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