sábado, 30 de noviembre de 2013

Living in Oblivion - 1995


Director: Tom DiCillo

  Tan sólo ayer les decía lo bien que me cae Steve Buscemi, y lo gran actor que pienso que es, a propósito de Boardwalk Empire, de la cual es protagonista; y hoy les hablo sobre otra que protagoniza, donde está metido en un meta-filme, es decir, aquellas películas que tratan sobre la producción de una película, ya sea la misma u otra distinta. Y en este caso sí que les toca difícil.


  El director de este filme, Tom DiCillo, estudió cine -y antes había estudiado escritura creativa- en la Universidad de New York, y fue compañero de, entre otros, Spike Lee y Jim Jarmusch, colaborando con este último como director de fotografía en varios de sus filmes -para ser específicos, Permanent Vacation, Stranger than paradise y Coffee and Cigarettes-, y luego dio el salto a la dirección con Johnny Suede.
DiCillo dijo que la inspiración para hacer este filme nació de su experiencia filmando Johnny Suede, y lo difícil que le era conseguir financiamiento para otro que quería hacer -y que estrenó un año después, de nombre Box of Moonlight-.

Y se nota esa inspiración y frustración , ya que Living in Oblivion trata sobre Nick, un director de cine que halla tremendas dificultades para filmar algunas secuencias, lo cual lo estresa no sólo a el, sino que también a su equipo, que además tiene bastantes problemas por su cuenta. Como señalé al principio, un metafilme lleno de complicaciones.


  Este filme comienza con una breve secuencia de créditos donde se ve una cámara a un costado, a la cual nos vamos acercando lentamente hasta casi llegar a la mirilla. Cuando estamos bastante cerca, comienza la película en sí, y lo hace en blanco y negro, como si lo que estuviese viendo fuera lo que los personajes estuviesen filmando, y que en cualquier momento veremos en color la "realidad" de ellos.
Ese fue mi pensamiento inicial, aunque inmediatamente se nota que lo que está en blanco y negro es la vida del director y su equipo, y el color llega cuando se muestra lo que la cámara del equipo filma. En otras palabras, vemos la preparación -"cámara rodando, sonido listo, etc"- en blanco y negro, y la situación filmada en color, lo cual me parece de lo más interesante, aunque no me atrevería a decir innovador.


  De todas formas, debo decir que en varios apartados este filme trae unas cuantas sorpresitas. Varias llegan a la media hora de metraje.
Una tiene relación con el uso del blanco y negro y el color.
La otra tiene relación con la estructura del filme. En este aspecto no me quiero referir porque sería destripar algo esencial e importante de la película, pero me parece que es un elemento fresco, sorpresivo, y que le da un nuevo camino a lo que vemos, ya que probablemente hubiese estado estancado de no haber sucedido dicho cambio estructural.
En otras palabras, el "quiebre" le da frescura al filme, logrando darle una dimensión mas interesante de lo que ya era durante esa media hora.
Y les adelanto, no es el primer "quiebre" que sucede.


  Otro de los grandes aciertos que fortalecen el visionado de este filme es el buen desarrollo de sus personajes, y la buena labor de los actores. Con lo segundo no quiero decir que sean actuaciones dignas de reconocimiento mundial o grandes premios, pero me parecen correctas y acertadas, ya que logran reflejar a sus personajes como son.
Por ejemplo, se nota desde el inicio que la actriz Nicole -interpretada por Catherine Keener- es completamente insegura de su actuación, inseguridad reflejada en el rodaje de la película. Además hay otros recursos que la reflejan como persona.
James LeGros hace de Chad Palomino, un actor famoso que se mete a un filme de bajo presupuesto. Siempre lleno de ideas, aunque cada una de ellas implica que él aparezca más -y más cerca-, además de complicar la producción del filme reflejando su carácter egoísta. (Pensaba que este papel pudo haber sido para Brad Pitt, con quien DiCillo ya había trabajado, por parecer el típico niño bonito ególatra y egocéntrico. De hecho, algunos decían que ese papel era una burla a Brad Pitt, pero el mismo DiCillo en una entrevista dijo que no era así).
Claramente, el que mejor lo hace es Steve Buscemi como Nick, el estresado director que ve como absurdos problemas complican su rodaje. Además, con el correr del metraje se notará que tiene varios problemas personales, siempre bien encarnados por Buscemi, alguien que capta a la perfección su personaje, y que lo expresa de la misma forma.
El resto de los personajes me parece que están bien tratados e interpretados, y ninguno sobra, ya que se les da -aunque sea- un pequeño espacio en pantalla. Al menos los llegamos a conocer en ciertos aspectos, no hay ningún extraño en el set.
Mención aparte para el enano, interpretado por Peter Dinklage -el enano de Game of Thrones- que actúa por primera vez en su carrera con este filme. Las verdades que dice me parecen de lo más interesantes, y dan para una buena discusión.


  Antes de terminar, debo decir que casi al final ocurren los 30 segundos más largos que recuerde últimamente, y qué bien que están utilizados. En ese tiempo se resumen todas las sensaciones y sentimientos que se ven a lo largo del metraje, ya tenga que ver con el rodaje en general, o con cada personaje en particular. Excelentes 30 segundos, lo mejor de la película.

Finalmente, me parece que Living in Oblivion refleja con un brillante y a la vez negro sentido del humor lo complicado que puede ser un rodaje de bajo presupuesto -como ya dije, inspirado en las experiencias de DiCillo-, que, aunque haya profesionalismo y apoyo entre todos, no siempre las cosas suceden necesariamente como los involucrados se lo imaginan. Puedo sentir la frustración que se refleja.
Será una comedia negra, pero lo que cuenta es para tomarlo bien en serio.
Muy recomendable.

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